EL AÑO MÁS VIOLENTO (2014) de J.C. Chandor

“El resultado nunca está en duda, sólo el camino que se tome para llegar a él”
Interesante e intensa película que, aunque ambientada en los años 80, resulta totalmente actual a la hora de contraponer la honradez de un empresario, que se presenta como una rara avis, frente a las corruptelas que se mueven a su alrededor y que amenazan con devastar todo lo que ha construido si no entra en el juego sucio.
Una historia con un desarrollo aparentemente flemático donde los acontecimientos que marcan el devenir del protagonista se van sucediendo y acumulando poco a poco, sin estridencias, pero dejando en el camino unas denuncias sin paliativos.
Un largometraje cuyo título, atendiendo a lo que cuenta, resulta un tanto engañoso: La acción nos lleva a Nueva York en 1981, cuando la ciudad padeció una terrible oleada de delitos. En esa coyuntura el propietario de un negocio de venta de combustible trata de expandirse, pero una serie de circunstancias sobrevenidas lo pondrán en una tesitura muy difícil.
Tras unos preámbulos titubeantes, el relato va ganando y tomando hechuras de buen cine negro de la mano de unos personajes principales y secundarios muy consistentes para llevarnos a un desenlace impactante en su mensaje pese a que visualmente pueda antojarse algo gélido.
El film cuenta con una esmerada dirección artística y una fotografía que ha optado por la iluminación natural, lo que le da un aire a veces excesivamente sombrío. Un apartado que tiene más razón de ser en determinados momentos donde la tensión y la desesperación aumentan.
El actor guatemalteco Oscar Isaac (36 años), como ya hizo en “A propósito de Llewyn Davis” y más recientemente en “Las dos caras de enero” y “Ex machina”, exhibe una notable madurez interpretativa. Junto a él, encontramos a una espléndida y sensual Jessica Chastain, además de las apreciables aportaciones del veterano Albert Brooks y de David Oyelowo (“Selma”).
J.C. Chandor, el director de la magnífica “Margin Call” (2011), retrocede unas décadas para poner en pantalla unos temas que han recobrado vigencia con la crisis, además de firmar un guion que no tiene desperdicio.