EL CUENTO DE LA PRINCESA KAGUYA (2013) de Isao Takahata

“El crimen y castigo de una princesa”
Existe una antigua leyenda japonesa, “El cuento del cortador de bambú” que comienza cuando una pareja de ancianos que no puede tener hijos un día al cortar un tallo de bambú encuentran en él una niña diminuta que crecía tan rápido como el propio bambú. Pronto llego a ser una joven bellísima y virtuosa. Muchos nobles, incluso el emperador, la pretendieron. Pero ella procedía de la luna y algún día debía regresar a ella.
Basándose en este cuento del S.X Estudios Ghibli bajo la dirección de Isao Takahata (al que todos recordaremos de nuestra infancia como padre de ”Heidi”, “Marco” y “Ana de las tejas verdes”) y la más que brillante dirección artística de Kazou Oga, presentan un film que es, desde ya, una joya de la animación japonesa.
Técnicamente este película abarca desde el aguafuerte al Manga pasando por la acuarela. Todo ello al servicio del antiguo cuento que no tendría ningún sentido de haberse realizado con las tan modernas y frías técnicas de animación digital.
El encanto de la animación japonesa reside en sus concepciones de la pintura y de la caligrafía como arte, enseñadas ambas cosas por el pueblo chino. La línea, flexible, ondulante y bien marcada, como protagonista y en segundo plano el color aplicado de forma suave y homogénea para no crear falsas perspectivas.
La banda sonora resulta igualmente sutil, elegante y delicada como todo lo demás. Con sonidos que nos transportan, casi sin darnos cuenta, al Japón medieval.
En suma vendría a ser como un jarrón de cerámica lacada japonesa, delicado, elegante y con una belleza especial que hipnotiza desde el primer hasta el último fotograma.