FENCES (2016) de Denzel Washington

“Un hombre tiene que cuidar de su familia”
La adaptación a la gran pantalla de la obra teatral homónima del dramaturgo August Wilson evidencia su origen escénico de principio a fin. Ello no quita para reconocer los méritos de esta producción, que pasan tanto por la riqueza del texto escénico como por el impecable trabajo de los actores que dan vida a sus personajes.
“Fences” (“Cercas”) es un melodrama familiar que habla de las inquietudes debilidades y miserias humanas, extendiendo su discurso a otras parcelas como el racismo y el choque generacional; unos temas abordados desde la óptica del reproche y el pesimismo, pero aportando, a la vez, reflexiones y mensajes de calado.
La acción nos lleva a un humilde barrio de Pittsburgh en los años 50. Allí, un basurero, que en su día fue un reconocido jugador de béisbol en las llamadas “Ligas negras”, intenta sobrellevar el día a día junto a su mujer. Después de mucho tiempo sigue sin superar que sus sueños de seguir una carrera profesional se vieran frustrados por el color de su piel y ello repercute en su carácter y en el trato con los demás, especialmente con sus hijos.
Es conveniente que quien se acerque a este estreno sepa que se trata de la transposición de un éxito arrollador en Broadway y que pasa de las tablas al cine conservando la esencia del montaje original. Partiendo de ello, resulta asumible que este largometraje tenga una estructura muy perceptible, con una historia dividida en varios actos, al tiempo que está completamente dominado por unos diálogos, a veces marcadamente ampulosos, que sirven para acercarnos al fondo de los protagonistas. Así, a medida que el relato avanza nos sorprende, en ocasiones de manera súbita, con la revelación de aspectos de su presente y su pasado que espolean la trama hasta desembocar en un final adecuado con notas emotivas que hace justicia a cuanto le precede.
Denzel Washington, además de haber dirigido la película con oficio, nos deleita con una interpretación sobresaliente, a la altura de las elevadas exigencias de un papel difícil. A su lado brilla con fuerza la oscarizada Viola Davis, quien encarna con intensidad a una sufrida madre y esposa, haciéndonos llegar la desazón interior que soporta, en un rol que va creciendo conforme avanza el film.
Propuesta a tener en cuenta, cuyo mayor reparo radica en una duración de 139 minutos, un tanto excesiva, más aún atendiendo a sus hechuras formales.