IRA (2016) de Jota Aronak

“Ira es una película disfrutable tanto en su juego de espejos entre ficción y no ficción como en su vertiente de thriller”
Solo hace falta encender en cualquier momento la televisión para asistir, cual muestrario impúdico de las miserias humanas, a un repertorio inacabable de guerras, bombardeos, hambrunas, masacres y violaciones de los derechos humanos en general. Estamos tan acostumbrados a estas imágenes (todo es imagen en nuestros días) que parece que se hayan vaciado de contenido, a lo que contribuye el hecho de que sean tratadas con la misma profundidad, o incluso menos, que la información deportiva, por poner un ejemplo.
En una sociedad anestesiada y alienada por el exceso de información, discernir lo importante de lo superfluo se hace cada vez más complicado. Las guerras siempre ocurren en países lejanos, los asesinatos en masa los cometen pueblos que nada tienen que ver con nosotros. Sin embargo, encontramos mayor empatía en los sucesos que ocurren en nuestro entorno y que, aunque tengan un impacto real mucho menor, nos atraen mucho más que los grandes problemas de nuestro tiempo.
Por eso se entiende muy bien la premisa de “Ira”, ópera prima de Jota Aronak. En ella, un periodista, curtido en conflictos de todo tipo y decidido a hacer un documental sobre la justicia en las diferentes partes del mundo, se encuentra con la dificultad de sacar su proyecto adelante por la falta de interés en un tema que, aunque nos afecta a todos como seres humanos, nos sigue pareciendo demasiado lejano y abstracto como para darle la importancia que se merece. De ahí que cuando, de manera fortuita, surge la posibilidad de documentar un caso “real” como es la venganza de un padre dispuesto a matar al supuesto asesino de su hijo, los valores éticos del periodista se empiecen a tambalear ante la posibilidad del éxito de su película.
Y es que “Ira” aborda, a través de sus continuos cambios de piel, una pregunta clave que todos nos podemos plantear: ¿qué haríamos nosotros en el lugar de ese padre, que ve como el asesino de su hijo sale absuelto después del juicio? Y lo hace transitando entre la delgada y espinosa línea que separa la realidad y ficción, de tal manera que el espectador nunca termina de saber hasta qué punto está asistiendo a la reconstrucción de una historia real o a una ficción bien urdida. Lo que no se le puede negar a Jota Aronak es el riesgo asumido en este debut tras las cámaras, un proyecto complejo que sale adelante sin apenas financiación y que solo encuentra su altavoz en circuitos alternativos de distribución como es el caso de los valencianos Aragó Cinema. En todo caso, y a pesar de sus defectos (algunos agujeros de guion algo torpes), “Ira” es una película disfrutable tanto en su juego de espejos entre ficción y no ficción como en su vertiente de thriller. Y, sobre todo, demuestra algo que no se nos debe olvidar: que la justicia no es ciega e imparcial como se pretende, sino tan humana y subjetiva como aquellos que la imparten.