LA PELÍCULA COMERCIAL DE LA SEMANA

JUEGO DE ARMAS (2016) de Todd Phillips
“Basado en un hecho real. Un sueño americano”
“¿Qué sabes de la guerra? La guerra es una industria, cualquiera que te diga lo contrario es porque es estúpido o está pillando” No es que esta película venga a descubrirnos uno de los grandes misterios de la humanidad pero si lo corrobora.
Basada en hechos reales este film nos cuenta la historia de cómo Efraim Diveroli (Jonah Hill) y David Packouz (Miles Teller), dos veinteañeros de Miami, se convierten en traficantes internacionales de armas. Navegando entre la acción y la comedia nos muestra el juego de dinero que se mueve tras las guerras, el como un enfrentamiento armado puede hacer rica a un montón de personas y lo rentables que llegan a ser los conflictos bélicos para todos los bandos. Nos embarca en una frenética deshumanización de las guerras, de los soldados, de los dirigentes políticos. Todo esto bajo un gran despliegue de pura acción, de momentos en los que realmente nos llega a faltar el aliento, bajo una intensa lluvia de balas, en una persecución en Iraq o una noche en vela en busca de licitaciones para armar al ejército de E.E.U.U. Todo para reforzar la idea de que las guerras existen porque son rentables. Además aderezado con grandes dosis de humor, ese humor que no deja que te cuestiones de lo que te estás riendo en realidad.
Si a todo esto le sumas unas interpretaciones, no sólo de los protagonistas, sino también de los secundarios, simplemente creíbles, todos están muy en su papel y no hay nada que chirríe en ellos.
Efectos especiales normalitos porque no hace falta más ya que no es lo que más interesa de la historia y una banda sonora sorprendente. Va desde la opera al rock pasando por la música electrónica. Realmente maravilla por lo inesperadamente bien que cuadraba con las imágenes.
Sólo voy a ponerle una pega…. es patriotera a más no poder. Finalmente se transforma en una fábula del buen y el mal ladrón, el que se arrepiente ante el todopoderoso gobierno de los E.E.U.U y el que no. Encontrando así recompensa y castigo.