LOS ODIOSOS OCHO (2015) de Quentin Tarantino

“Nadie viene hasta aquí sin una maldita razón”
Sé que este film parece no compaginar con la ideología de esta web, que es la de buscar y dar a conocer películas de difícil acceso a las salas comerciales, películas que aun con su calidad artística y social pasan desapercibidas, pero dado que sin el apoyo de una multinacional está sería una película minoritaria tanto por sus temas como por su tratamiento, estamos ante una auténtica rareza hoy en día, además de representar a una cultura pop que ha marcado a muchas generaciones, cultura que incluye en el cine películas de género como el “Spaghetti western”, el cine de artes marciales, los films de terror de serie B, las series de televisión de los años 60 y 70 y los cómics, todo un entorno de cultura popular que para bien o para mal han influido en el arte actual al que está película puede ser un involuntario -o no-homenaje.
Tarantino es un director polémico, se le adora o se le rechaza, pero lo que sí es indudable es que hace cine de autor puro, aunque maneje presupuestos altos, 65millones en este film. Todas sus películas, aunque sus dos últimas se encuadran en el western, pertenecen a un género mucho más específico: el género Tarantiniano, al igual que otros autores como: Wes Andersson, Tim Burton, Terri Guilliam, Almodóvar y alguno más, que tienen su propio y personal mundo cinematográfico aislado de cualquier realidad. En el caso de Tarantino, es tanto el bagaje cultural de películas adquirido, que convierte cada uno de sus films en una continua referencia consciente o inconsciente de miles de fotogramas y situaciones que ya hemos visto antes, eso sí, pasado por la reinterpretación de su autor que moldea y trasforma todos esos referentes.
El film empieza con una caravana en medio de una tormenta de nieve que transporta a dos personajes: John-la horca-Ruth (Kurt Rusell), cazarrecompensas, y su prisionera Daisy Domerge (Jennifer Jason Leigh) que van destino al pueblo de Red Rock para que esta última sea ejecutada. Por el camino encontrarán a dos personajes más, otro cazarrecompensas y antiguo militar (Samuel L. Jackson) y un presunto nuevo sheriff, Chris Mannix (Walton Goggins, actor semidesconocido que borda su papel convirtiéndose en el auténtico protagonista del film), antiguo pistolero ex perteneciente a una banda, con destino también a Red Rock. Todos irán a parar, por causa de la tormenta, a la mercería de Minnie, también parada de postas para las caravanas. Al llegar allí se encontrarán con cuatro misteriosos personajes: Bob (Demian Bichir), que ejerce de anfitrión en ausencia de los dueños de la posada, Oswaldo Mobray (Tim Roth), verdugo británico con el mismo destino que los demás, Sandy Smithers (Bruce Dern), general sudista retirado y un apático vaquero llamado Joe Gage (Michael Madsen).
Sorprendentemente, creíamos que nos íbamos a encontrar con un homenaje al spaghetti western (idea que se veía acrecentada por el hecho de encargar la banda sonora al maestro Ennio Morricone, que compone la primera banda sonora original expresamente hecha para un film de Tarantino, aunque con algunos matices, ya que Morricone ha usado temas desechados que en su día compuso para la banda sonora de “La Cosa” (1982) de John Carpenter), pero nos encontramos con que Tarantino adereza la narración como si fuera una hipervitaminada y violenta recreación de las historias de Agatha Christie con esa paulatina presentación de personajes, con esos personajes estereotipados que esconden detrás de sus apariencias otros motivos más oscuros y otra personalidad que no es la que aparenta ser. Y no sólo hay claras referencias a Christie, sino también al cine de John Carpenter en “La cosa” o incluso a “Posesión infernal” de Sam Raimi, incluyendo también films de temática psicológica como “Doce hombres sin piedad” de Sidney Lumet y un increíble homenaje a los “cartoons” de los Lonely Tunes: los personajes de Rusell y Leigh podrían ser “Bigotes sam” y “el Coyote o el pato Lucas”, sobre todo en el personaje de Daisy Domerge cuya imagen y los sucesivos golpes que recibe a lo largo del film remiten a esos locos dibujos animados. Cabe destacar también el buen trabajo en los efectos especiales donde están acreditados Rob Bottin, responsable de esos efectos maravillosos en “La cosa”, y Greg Nicotero, conocido maquillador de la serie “The Walking Dead”.
Pedir trascendencia al tema y a los personajes del film sería un error, pues se trata de una recreación estilística además de un puro divertimento que cuenta con el aliciente de esa magnífica filmación en un peculiar formato: el Ultra-Panavisión en 70mm, que no sólo es espectacular utilizado en exteriores, sino que además utilizado en el interior de la cabaña consigue convertirla en un gigantesco escenario teatral en la que los personajes (entren o no en acción) siempre están esperando a su turno para formar parte de la trama, aparte tenemos las constantes marcas de la casa como los interminables e ingeniosos diálogos, las explosiones de violencia combinadas con un humor macabro, filmando todas las escenas violentas como un ballet con ralentí, referencia, otra, esta vez al cine de Sam Peckinpah.
La acertada elección de los temas musicales se suma a una excelente banda sonora, aunque de corta duración, en la que Ennio Morricone, como ya he comentado, recicla tracks descartados de “La cosa”, cuyo clima se asemeja mucho a este film. También hay una preciosa canción de Roy Orbison en los títulos de créditos finales.
El realizador utiliza los diferentes giros cronológicos en la acción que, aunque está dividida en capítulos, toma una forma circular en la historia volviendo a iniciarse desde otra perspectiva. Película para disfrutar y dejarse llevar que en otras manos hubiera sido un film inclasificable, pero que en manos de Tarantino adquiere el estatus de puro cine.
Colabora en el texto: Eduardo Llorente.