SUFRAGISTAS (2015) de Sarah Gavron

“Madres. Hijas. Rebeldes”
“Sufragistas” es una producción británica con guion de Abi Gorman que también escribió el libreto de “La dama de hierro” y que redacta otro episodio de la historia de Gran Bretaña, el que marcó el inicio de una reforma que permitiera a las mujeres votar, lo cual tuvo lugar a partir de 1928, muchos años más tarde de la fecha donde están ubicados los hechos de este film.
Un movimiento que se inició en 1897, grupos de mujeres con movimientos más pacíficos y discretos que con el tiempo dieron paso a acciones más activas que incluían el corte de los cables de teléfono, bombas caseras en los buzones y daños en propiedades privadas. Mujeres que, al ser continuamente arrestadas, se negaban a ser consideradas como presas comunes negándose a llevar el uniforme carcelario además de declararse constantemente en huelga de hambre. Muchas de ellas trabajadoras y de baja extracción social, otro problema de la época, que, según muestra el film, eran la mayoría lavanderas con horarios extensos con menos jornal que los hombres y con unas condiciones insalubres: muchas no llegaban a los 50 años. Obligadas por las circunstancias de la pobreza, a veces llevaban a sus hijos al trabajo colgados de la espalda para seguir teniendo su jornal sufriendo incluso abusos, un panorama no precisamente agradable. Además, en su casa apenas se tenía derecho de decisión en el matrimonio.
El film cuenta la historia de una de estas mujeres: Maud Watts, interpretada por Carey Mulligan, trabajadora de una de estas lavanderías que, al acompañar a una amiga que tiene cita para hablar ante el gobierno británico, se verá obligada a sustituirla por una indisposición de esta. Este hecho dará un vuelco a su vida y a su persona pasando de la resignación y el miedo a una toma de consciencia de sí misma y de las circunstancias en las que vive, empezando a formar parte activa de la causa del derecho al voto para la mujer, que le ocasionará la pérdida de su trabajo, el desprecio de su marido y de la mayoría de la sociedad. Sólo encontrará comprensión en el personaje del inspector Arthur Steed (Brendan Gleeson) que es el encargado de la persecución y arresto de las activistas, que se irá dando cuenta de la fuerza de las razones de las mujeres y de su determinación.
Como toda película inglesa, todo el empaque técnico es impecable; la fotografía, la ambientación, la banda sonora… pero también cuenta con un reparto estelar: aparte de los ya citados Mulligan y Gleeson, se suman Helena Bonham Carter, Ben Whishaw y Meryl Streep en un brevísimo papel.
Precisamente, en una excesiva pulcritud en cuanto a su realización está el mayor problema del film: es todo tan correcto que queda como un simple y bonito homenaje a un grupo de mujeres, pero se queda muy corto a la hora de profundizar en el tema y elude muchas situaciones que debieron ser mucho más duras. En la actualidad todavía sigue habiendo comportamientos muy machistas apenas escondidos en un buen rollismo aparencial, creo que este film debería haber aprovechado para profundizar en este tema, ya que es un problema que todavía no ha acabado del todo, solo basta con ver todos los asesinatos de violencia doméstica y ver mujeres que son utilizadas como limpiadoras a un salario vergonzoso.
De todo el film me quedo con una frase que dice uno de los personajes: “Sólo con palabras no se hace una revolución”. Una revolución requiere no violencia, pero sí una implicación más activa.