ARCADEOLOGÍA (2021) de Mario-Paul Martínez

“Insert Coin. No tenemos Bizum”
Hace dos años y medio, el equipo de Martínez se dio cuenta de que había un grupo de nostálgicos que se dedicaba a reparar las máquinas de arcade rotas. Ese fue el broche de salida para este proyecto tan lleno de añoranzas.
Desde dentro.
Así da comienzo este paseo, ya que recorre “las entrañas de las máquinas. Por donde transitan los cables, los chips…”. A fin de cuentas, a primera instancia, nos topamos con José María Litarte, un arreglador de máquinas de arcade, alguien que pasa horas y horas entre esos “cacharros” y claro, eso dio lugar a que fuera posible el Museo Arcade Vintage, cuyo proceso de apertura lo seguimos a través del viaje en el que nos embarca Mario-Paul Martínez.
Durante la década de los 80 y 90 se señala la “edad de oro” del arcade en España. Pero, ¿se han conservado esas joyas que marcaron un antes y un después en la cultura de nuestro país? ¿Se recuperan estas máquinas y se restauran, como sucede en otros ámbitos de lo cultural? A estas preguntas se da respuesta en esta mirada al pasado a través de la avidez de unos pocos -muchos- que hacen posible que se siga hablando de los arcades. Además, acompañaremos a este grupo de nostálgicos que forman la asociación valenciana Arcade Vintage, al fin último: la creación del primer Museo del Videojuego en España (Ibi, Alicante).
Muchas perspectivas serán arrojadas a través de las entrevistas que tienen lugar con expertos en el sector, incluidos aquellos que fueron los primeros en trabajar en una industria que no existía porque, como bien relata uno de ellos, “no es un negocio que se entendiera en un día”.
Y es que, si nos remitimos a las palabras de Eduardo Cruz, “el arcade era la clave de la industria del entretenimiento. Por encima de Hollywood o la música juntas, lo que obligó a que apareciera una contra-industria”. De ahí que resulte imperativo preservar la historia del Arcade.
El director insiste, “un videojuego no es solo un software”. De hecho, como la resolución estaba limitada, todo forma parte del conjunto: la caja, los diseños, los mandos… “Incluso nos hemos encontrado con videojuegos que no tenían nada digital dentro”. Es curioso que en una época en la que se busca constantemente la perfección resolutiva, echemos de menos las pantallas pixeladas. Es más, seremos testigos de cómo se recuperan máquinas legendarias como “El fin del tiempo”.
Este documental, escrito, dirigido y montado por Mario-Paul Martínez, apoyado en una fotografía de Vicente Javier Pérez Valero y la banda sonora de Vyacheslav Kripak deja, sin embargo, bien visible algunas desventajas que le restan algo de valía. El formato pedía a gritos un montaje menos sobrio. Lo rudimentario, los fundidos a negro, desencajan en un mundo que debería decantarse más por las interferencias. Echo de menos algo de dinamismo, música más acorde, algo que me eleve un poco más a ese amor por las máquinas y los neones.
Este proyecto —que recuerda a las ganas que le pusieron nuestros amigos de “Desenterrando Sad Hill” (Guillermo de Oliveira, 2018)— ha logrado su objetivo, sin lugar a dudas. Martínez cree firmemente que “se está recuperando una época, unas herramientas. Nos apetecía abrir la idea a más gente”.
Así queda claro que los videojuegos nunca han sido solo para niños, forman parte de nuestro legado cultural, como el cine o la música. Y es que saber de dónde vienen las cosas es muy importante para la cultura y debemos respetarla aunque no la consumamos.
Nuestra calificación: (3/5)