EL SECRETO DE UNA OBSESIÓN (2015) de Billy Ray

“La verdad se oculta donde menos te lo esperas”
Pese a contar con un reparto de lujo y la producción ejecutiva de Juan José Campanella, la versión “Made in Hollywood” de la premiada cinta argentina “El secreto de sus ojos” (2009) queda lejísimos de la original.
Llama la atención que se haya buscado introducir algunas variantes para no dar la sensación de estar ante una simple repetición de una historia ya conocida, un objetivo que por momentos consigue. En este terreno el guion recurre, por ejemplo, a poner especial énfasis en la psicosis colectiva desatada por los atentados del 11-S. Sin embargo, estos cambios se aprecian en aspectos accesorios y, por el contrario, es una lástima que precisamente los momentos clave de la trama, es decir aquellos con potencial para sorprender, se mantengan prácticamente en los mismos términos.
La acción nos lleva a Los Ángeles donde un agente del FBI encuentra el cadáver de la hija de su compañera de fatigas que ha sido brutalmente asesinada. Trece años después el caso sigue abierto porque el presunto sospechoso, que a la vez era un confidente de la policía, nunca fue capturado, pero ahora una nueva pista puede servir para reabrir el caso.
Incluso, si no se ha visto la anterior, este thriller no pasa de correcto, sin más. La agilidad con que se mueve, transitando constantemente entre el pasado y el presente, es lo único apreciable, aunque ello no sirva para elevar un tono general demasiado lánguido.
Por otra parte, la insinuada historia de amor entre el protagonista y una abogada criminalista nunca llega a alcanzar la fuerza emocional que tenía en su predecesora. Más bien fríos en este terreno resultan los encuentros entre Chiwetel Ejiofor y Nicole Kidman, alejados de la calidez e intensidad que transmitían, ya sólo con las miradas, Ricardo Darín y Soledad Villamil.
Sin duda, la mejor del elenco es Julia Roberts, alejada de cualquier atisbo de glamour, se luce en un papel dramático, sobrio y exigente. Frente a ella, el resto de aportaciones quedan bastante desdibujadas, lo que alcanza a los personajes secundarios, como el que asume Alfred Molina.
“The truth lies in the most unexpected places”