GUARDIÁN Y VERDUGO (2016) de Oliver Schmitz
“Condena total a la pena de muerte”
Me llama la atención que el título original de “Guardián y verdugo” (2016) sea “Shepherds and Butchers” o lo que vendría a ser “pastores y carniceros”, en plural. Porque la verdad, no creo que centrarse solo en el personaje principal sea una buena forma de enfocar la última película de Oliver Schmitz “Paris Je t’aime” (2006). Y es que no existe un solo culpable de todo lo que aconteció en Sudáfrica durante el apartheid. El argumento, basado en hechos reales y ambientado en el año 1987, nos cuenta la historia de un joven funcionario de una prisión de condenados a muerte de Pretoria, llamado Leon Labuschagne (Garion Dows), que es acusado de matar a siete personas (de raza negra) inocentes a tiros sin motivo aparente.
Su abogado, Johan Webber, interpretado por el siempre notable y nominado a dos Óscar, Steve Coogan, se encuentra al principio, totalmente perdido y contrariado, ya que por un lado su cliente no desea ser defendido, pero por otro, se da cuenta de que Leon está profundamente traumatizado por todo el horror que ha tenido que presenciar y llevar a cabo durante su servicio en dicha prisión; e intentará demostrar que Leon es culpable, sí, pero que también se encuentra mentalmente y emocionalmente deshecho.
El director se vale en esta cinta de la “narración judicializada”, un recurso magnífico para poder mostrar a través de flashbacks los distintos puntos de vista de los personajes y además, dotar de sensibilidad, emotividad y agilidad esta dura historia de un auténtico genocidio, ya que solo en ese año, 164 personas fueron ejecutadas en la ciudad de Pretoria.
“Guardián y verdugo” es una película sencilla, sin muchas pretensiones, pero que tiene un claro objetivo: invitar a la reflexión, evitar que las barbaridades cometidas por el ser humano caigan en el olvido y condenar rotundamente la pena de muerte, que en este caso, eran condenas a muerte en masa.
La cinta cuenta con una preciosa fotografía a cargo de Leah Striker que nos muestra un mundo lleno de luz y tonos pastel por un lado y otro ambiente oscuro, sucio y mortecino cuando el protagonista recuerda las barbaridades acontecidas en la prisión.
El ritmo de la película es muy bueno, consigue que el espectador preste atención a la historia y su interés no decaiga en ningún momento. Debo decir que no me ha gustado nada el personaje de la fiscal, interpretado por Andrea Riseborough, creo que es una estupenda actriz que ha sido esta vez totalmente desaprovechada, que su papel no tiene nada, ni un solo elemento destacable, una sosada total que podría haber interpretado perfectamente mi panadera.
Coogan, sin embargo, vuelve a brillar y a mostrar su “savoir faire” que tantas veces ha demostrado, que igual te hace una comedia con la que lloras de la risa, que se mete en un drama social como el de esta cinta y lo clava.
Quiero volver a destacar que el título de la película original está en plural y esto es de lo más revelador y acertado, ya que hace referencia a todas y cada una de las personas que participaron en ese sistema y formaron parte de él. Y que pone de manifiesto como un puesto de trabajo dentro de un sistema autoritario puede llegar a provocar consecuencias tan angustiosas como las que se muestran en el film.
“Guardián y Verdugo” es una película no apta para corazones blanditos; es dolorosa, dura y no resulta ni agradable ni bonita de ver, a pesar de su final, la verdad. No obstante, creo que refleja una realidad que sigue existiendo en algunos países y que no debemos obviar ni olvidar jamás.
Nuestra calificación: (3/5)
«Total condemnation to the death penalty»