LA CORRESPONDENCIA (2015) de Giuseppe Tornatore

“Añoro tu presencia”
Resulta curioso con lo importantes que son las palabras como la mayoría de las veces comenzamos a escribir, o a hablar, sin saber que decir y terminamos no sabiendo lo que hemos dicho. Y es por lo etéreo de las palabras, por lo que les concedemos menos importancia que a los hechos pero ¿y si sus efectos durasen más? ¿Y si las palabras son como las supernovas de las que sólo alcanzamos a ver el efecto que se produce tras ellas?
Esta es la historia de amor que un profesor de astrofísica casado mantiene con una de sus alumnas y el entramado que teje para que cuando llegue su muerte pueda seguir guiándola y, de alguna manera, hacerla feliz. El paralelismo que se traza en el film con el mundo de la astrofísica, ese diálogo con la estrella guía muerta, el incluirla en el presente sabiendo que de ella sólo queda la luz de su explosión final, nos empuja a replantearnos ¿porque nos damos tanta prisa en hacer el bien cuando sabemos que nos queda poco tiempo para ello? ¿Por qué no hacerlo antes?
Resulta fascinante ver como la cámara resbala por la pantalla del ordenador, la de móvil, por las ventanas, de la casa, del avión o el cristal de un escaparate. Esos juegos de reflejos y ventanas son los que nos hacen ver que lo que ocurre está tan sólo en los ojos, que son ellos, la ventana por la que entra la luz. Ese efecto es lo que construye la ficción que rodea a la protagonista y el que esto sea una película que vemos en una pantalla lo que nos introduce en esa ficción. La banda sonora, los paisajes, el resto de personajes que intervienen, son accesorios, que sin bien no son memorables, ayudan a contextualizarlo todo y de paso sirven para ornamentar.
Dicho lo cual si esta noche miran al cielo… recuerden que la mayor parte de lo que él nos muestra ya no existe, pero eso no hace que dejemos de verlo. Nunca llegue a pesar que una película me haría ver el cielo de una manera tan consoladoramente diferente.
“I miss your presence”