LA MESITA DEL COMEDOR (2022) de Caye Casas
“La peor decisión de su vida – Una cruel película de Caye Casas”
Algunas historias tienen como eje central un suceso que trastoca la trama y la hace girar sobre él de forma continua, obsesiva e incluso delirante. En “La Mesita del Comedor” el horror se manifiesta en los primeros minutos tras un prefacio sencillo, conciso y mundano. El horror llega, pero no se ve, se intuye, se desliza por la pantalla como un fantasma, el horror en la cara de un padre, en las manos ensangrentadas y la moqueta salpicada. El horror cuando el llanto del bebé cesa, cuando la vida se para de golpe y la respiración se corta.
Caye Casas dirige su segunda película tras la magnífica, “Matar a Dios” (2017) junto a Albert Pintó, una cinta que con escasos elementos, pocos medios y un guión audaz y demoledor, nos enfrentaba a las dudas morales, a los miedos y al terror del final de nuestra existencia. Casas es plenamente consciente del presupuesto que maneja y de que el cine de terror precisa de historias que sucedan por el día, en un barrio similar al tuyo, con una esposa y hermano igual a los tuyos. Historias que pasen al lado de tu casa. El director arriesga con un tema delicado, poco visto en el cine español y que puede herir la sensibilidad del espectador con hijos. Tanto el director como la coguionista, Cristina Borobia, saben mantener la tensión, el tempo y la información justa para que el espectador construya la historia antes de que se desarrolle.
Una pareja compra una mesita para el comedor, en ellos se transluce un poso de frustración, como si la locomotora de sus vidas comenzara a perder aceite y estuviera a punto de detenerse, como si la bomba fuera a estallar irremediablemente entre ellos. Eso se huele, se percibe desde el primer segundo del filme. Una mesita con un cristal, una pareja en una fase de reproches y desorientación, un bebé que no para de llorar, una muerte. Nadie sabe lo que ha pasado, nadie salvo el padre. Casas se cuida de no aportar detalles sobre el suceso, sobre la intención del personaje, sobre la acción que desencadena el descenso a los infiernos de una pareja que se aproximaba al abismo, quizás de forma inconsciente.
Un retrato de pareja, de mentiras, de violencia, de sumisión, de muerte. El director mantiene el desasosiego, el horror y la pena en la mirada del espectador. La sensación de deriva y de malestar te penetra en la piel. Sabes el final, nada acabará bien, sabes que el material que maneja Casas es delicado, es cruel y tiene una potencia emocional pocas veces vistas. David Pareja como el padre del retoño y Estefanía de los Santos, como la madre, aportan esa verdad de una pareja que parece empeñada en ser feliz a pesar de estar muerta su relación. Me resulta incomprensible como la Academia no les nominó en la categoría de mejores actor y actriz. Desprenden ansiedad, miedo, asco, ira…
La “Mesita del Comedor” es incómoda, angustiosa y triste. Siempre nos quedará la duda de qué hizo Jesús (David Pareja) con el bebé en realidad, no podremos dejar de pensar si la subtrama con su vecina menor de edad podía ser verdad o si la muerte del bebé no hubiera pasado cómo hubieran terminado esos dos adultos que parecían estar más cerca del odio que del amor. Casas apunta fino al mostrar a alguien normal, o aparentemente normal, que actúan como un monstruo, como un cobarde y como un psicópata.
Contenidos y maquetación: María José Sala
Nuestra calificación: (4/5)