LOS CABALLOS DE DIOS (2012) de Nabil Ayouch
“Nadie nace mártir”
Dramática película de origen marroquí que por desgracia ha tardado algunos años en estrenarse. Desafortunadamente, film muy real que está al día de los graves problemas que están ocurriendo con la radicalización integrista dentro del mundo islámico.
Inspirada en el atentado terrorista de Casablanca del 16 de mayo de 2003, el director Nabil Ayouch, prácticamente desconocido en España, consigue plasmar de una manera magistral lo que pudo pasar en estos hechos desde el punto de vista de los autores de los atentados.
La acción transcurre en el barrio de chabolas de Sidi Moumen en Casablanca, barrio muy pobre en el que conviven dos jóvenes hermanos; Yacine (Abdelhakim Rachi), aficionado al futbol que se hace llamar así en honor al gran portero ruso Lev Yashin, «La araña negra» y Hamid (Abdelilah Rachid), autentico cabecilla del barrio, a pesar de su juventud, que va siempre con su inseparable cadena de hierro. El director consigue mostrarnos estos años de adolescencia de los dos hermanos de una manera muy realista: como si de un documental se tratara, en todo momento el espectador sigue a los protagonistas en todas sus «andanzas». Siendo miembros de una familia desestructurada; el padre está sumido en una profunda depresión, Yemma (Fatima El-Kraimy),la madre, trabaja de sol a sol para sacar a toda la familia adelante y el otro hermano es prácticamente deficiente mental.
Ante este panorama, Yacine intenta subsistir de la manera más honrada posible haciendo todo tipo de trabajos; vendiendo fruta en el mercado o trabajando como mecánico en el taller de Ba’Moussa (Abdallah Ouzzad), a su vez intenta evitar que su hermano mayor Hamid no vaya por mal camino, ya que al ser uno de los cabecillas del barrio anda siempre metido en problemas, aunque siempre actúe como protector de su hermano pequeño.
Un día Hamid se pasa de la raya y acaba con sus huesos en la cárcel, por lo que Yacine pasa a apoyarse en su inseparable amigo Nabil (Hamza Souidek). A partir de este momento las cosas cambiarán, ya que, tras pasar un tiempo en prisión, Hamid regresará al barrio de Sidi Moumen convertido en alguien totalmente diferente, un radical religioso totalmente convencido de su fe, que no dudará en alistar para “la causa” a todos sus antiguos colegas del barrio, entre los que se encuentra su querido hermano Yacine, quedando todos ellos bajo el mando «espiritual» de su líder religioso, el imán Abou Zoubeirque (Mohammed Taleb).
Esta captación «espiritual» conllevará un entrenamiento tanto físico como mental que acabará de una manera trágica, estremeciendo no sólo los cimientos de la sociedad de Casablanca sino de toda la comunidad internacional.
La película documenta por desgracia unos hechos tan reales como actuales, ya que la mayoría de las captaciones del islamismo radical a jóvenes musulmanes, en principio no radicales, se producen en suburbios dominados por la violencia, la miseria y la drogadicción.
La película tiene tres partes bien diferenciadas, (los 113 minutos de duración son quizás algo excesivos tal y como se desarrolla el ritmo de la trama), una primera parte magistral en la que se narra la vida de los dos hermanos en el barrio marginal como si se tratara de un (falso) documental, una segunda parte, cuando Hamid sale de la cárcel totalmente «radicalizado» en la que por desgracia, la película baja totalmente el ritmo argumental, y una posterior parte final según se acerca el desenlace que afortunadamente vuelve a remontar el ritmo, dejando, en carácter general, un buen sabor de boca.
Cabe destacar sorprendentemente que la película está interpretada, (salvo en algunos pocos casos), por actores no profesionales, algo a tener muy en cuenta ya que la interpretación coral roza por momentos la excelencia, principalmente la de los hermanos Yacine y Hamid, caracterizados excelentemente en su edad adulta por los debutantes Abdelhakim Rachi y Abdelilah Rachid respectivamente.
Esta película aunque ha tardado tres años en estrenarse en nuestras carteleras, (está rodada en el año 2012), en su momento ganó la preciada Espiga de Oro como mejor película en un festival tan importante como la Seminci, Semana Internacional de Cine de Valladolid y también ese mismo año fue seleccionada a concurso en la Sección oficial «Un Certain Regard» del Festival de Cannes, obteniendo muy buenas críticas.
Por último a reseñar, en la 30 edición del Festival Internacional de Cine de Valencia – Cinema Jove se proyectó esta película en la gala de clausura, rescatándola tres años después de su filmación, dándonos la oportunidad a todos los asistentes de poder disfrutarla en pantalla grande, optando este festival, una vez más, por primar su programación con el buen cine independiente de diferentes nacionalidades. También cabe destacar la valiente apuesta de la distribuidora Wanda Films por estrenar esta película a nivel nacional en versión original subtitulada, aunque con un número limitadísimo de 10 copias.
Un poco triste, por cierto, es el hecho de que grandes producciones del otro lado del atlántico de escasa o nula calidad cinematográfica, sean tan asequibles de ver y que buenas películas independientes como esta, queden inéditas para la mayoría del público debido a sus limitados estrenos.
“No one is born a martyr”