MARAVILLOSA FAMILIA DE TOKIO (2016) de Yôji Yamada
“Familia, tradición, libertad y amor”
La familia Hirata parece a simple vista una familia convencional japonesa. El padre y cabeza de familia, Shuzo Hirata ya jubilado, alterna las frecuentes visitas al bar con ver películas antiguas en casa. Su esposa después de cincuenta años Tomiko Hirata, que ha vivido y vive para él, con una ternura y una calma propias de su edad, acude a un curso de escritura narrativa algunos días a la semana.
En la casa familiar, conviven con ellos el hijo mayor junto a su esposa y sus dos hijos pequeños y el benjamín, del cual esperan que encuentre a una buena chica y salga pronto de la soltería. Hasta ahí, todo normal. Todo controlado, tibio, en orden, como debe ser, como siempre se ha hecho.
Pero llega el día del cumpleaños de Tomiko, y esta le pide a su marido el divorcio como regalo de cumpleaños, poniéndole literalmente los papeles en la cara y ahí llega, nunca mejor dicho, el tsunami que pondrá en jaque la estabilidad y la fortaleza de la familia Hirata.
Imaginad lo que supone para una sociedad y una cultura tan tradicional y respetuosa como la japonesa (la cual yo adoro por cierto), pero que a nivel personal está tan congelada, cohibida y fóbica total del escándalo y del qué dirán; que un matrimonio anciano se divorcie. Pues algo parecido a un desastre de dimensiones catastróficas para la familia, que pasa de la incredulidad al espanto en cuestión de segundos.
Y esta es la trama que nos presenta el prolífico Yôji Yamada en su nueva cinta.
El director y guionista que vuelve a contar con todo el magnífico reparto de su película “Familia de Tokio” (2013) nos muestra de nuevo una historia costumbrista de una familia tradicional japonesa. Y lo hace a su manera: de forma lineal, sencilla, purista y sin ningún tipo de adorno o idealización. Lo cierto es que la película tiene un ritmo que a veces resulta lento y cansino, como suelen hacer los japoneses, pero nos da muchos momentazos desternillantes, enternecedores y deliciosos, las cosas como son.
Yamada vuelve a demostrar ser un artesano del cine, dando forma a esta tragicomedia coral, en la que todos tienen su espacio y su historia propia, pero con el cabezota, cascarrabias y borrachín del abuelo como indiscutible protagonista. Y nos vuelve a dar una magistral lección de cine, en estos tiempos que corren en los que todo está permitido y las buenas costumbres parecen olvidadas.
Todos los actores están geniales, espléndidos, tremendamente entrañables. Son capaces de transmitirnos todo el abanico de emociones por las que atraviesan sus personajes, conectando con el espectador, reflejando las dudas y los miedos a la pérdida o al abandono, a los nuevos comienzos, a las segundas oportunidades, que todos tenemos en algún momento de nuestras vidas. Algo complicado de conseguir, que ellos logran de sobra, aun teniendo una cultura totalmente opuesta a casi todas.
“Maravillosa familia de Tokio” que ha sido seleccionada en la sección oficial del Festival Internacional de Valladolid (Seminci) es una película de estas que, a priori, no llaman especialmente la atención, pero que una vez te sumerges en ella y nadas con sus personajes, es capaz de hacerte sentir fenomenal, de arrancarte unas cuantas sonrisas y un par de carcajadas, de recordarte lecciones de la vida que jamás hay que olvidar; como la de cuidar a tu pareja y no dejar jamás de hacerla sentir amada y valorada por mucho que pasen los años y se den las cosas ya por sabidas. De aprender a comunicarnos y a expresar nuestros sentimientos aunque nos cueste hacerlo o nos haga sentir vulnerables, pero, sobre todo, nos enseña que siempre, la vida nos regala una segunda oportunidad.
No se la pierdan.
Nuestra calificación: (4/5)
«Family, tradition, freedom and love»