REDENCIÓN (LOS CASOS DEL DEPARTAMENTO Q) (2016) de Hans Petter Moland

“¿Qué insinúas? ¿Qué Dios nos ha mandado ese mensaje?”
Aún siendo bastante aceptable, esta nueva adaptación de la serie de novelas negras de Jussi Adler-Olsen, es las más floja de las tres películas estrenadas hasta la fecha. Ello se debe fundamentalmente a que tanto en el planteamiento como en el desarrollo de la trama se perciben algunas precipitadas casualidades y detalles mal ensamblados que le restan verosimilitud.
Lo mejor de esta nueva entrega pasa por mantener algunas de las claves que han proporcionado el éxito a sus predecesoras. Así, vuelve a moverse perfectamente en escenarios sórdidos, aprovecha las personalidades de dos protagonistas, en muchos puntos antagónicos y complementarios a la vez y alterna la investigación con escenas de acción y elevado suspense cuando los inspectores se mueven sobre el terreno.
Sobre estos lugares comunes de la saga, incorpora ahora elementos vinculados a la manera de entender religión que impregnan la intriga en diferentes aspectos, abarcando diversas y encontradas perspectivas adecuadamente introducidas y a las que el guion trata con el mismo respeto.
Un mensaje escrito con sangre y encontrado en una botella pone al Departamento Q tras la pista de la desaparición de unos niños, dos hermanos, testigos de Jehová, cuyos padres no han realizado ninguna denuncia.
La sospecha sobre un psicópata que llevaría años actuando da una notable dimensión a una historia que pronto acaba ciñéndose a un caso concreto donde las indagaciones se ven salpicadas de unas situaciones en las que se dota al criminal de un atrevimiento y unas habilidades excesivas. Por otra parte, se da más espacio a otros caracteres secundarios que empiezan a tomar con merecimiento una apreciable relevancia, como sucede con la agente que colabora en esclarecer estos delitos.
Un thriller desigual que, no obstante, se sigue con interés, aunque sale perdiendo en la comparación con los anteriores y donde otra vez son determinantes las interpretaciones de Nicolaj Lie Kaas y Fares Fares, cuya compenetración y química en la pantalla va en aumento.
“Are you trying to say that God sent us that message in a bottle?”