SWISS ARMY MAN (2016) de Dan Kwan y Daniel Scheinert

“Todos necesitamos a alguien en quien apoyarnos”
¿Podríamos nuestra existencia equilibradamente desde una perspectiva psicológica sobrellevar si a un absoluto individualismo y a un aislamiento radical voluntaria o forzadamente nos tuviéramos que limitar, sin opción a con semejante alguno llegarnos a comunicar?
¿A tal papel de ermitaño encarnar los complejos estéticos o de otra índole nos podrían empujar, al no sentir que en los cánones de belleza o de urbanidad vamos a encajar, que dignos somos de considerar, y ya nosotros mismos por falta de autoestima nos venimos a automarginar, al fracaso y a la soledad por pusilanimidad condenar?
¿Debemos refrenar todo aquello que nuestro organismo por naturaleza tiende a manifestar, o una continuada autorrepresión- en base a lo que arbitrariamente como no tolerable en la sociedad se va a señalar- aceptaremos que nos impida con plenitud de la vida gozar?
¿Imaginar y crear no es imprescindible para las limitaciones materiales de nuestra vida compensar y sentir que algo de utilidad somos capaces de aportar, para ayudarnos a exteriorizar lo que por dentro podemos llevar, a definir y reforzar nuestra personalidad, a quienes somos ayudarnos a recordar?
Lo que superficialmente grotesco puede aparentar una más rica lectura consigue inspirar. Hay que ir más allá de la controversia que las flatulencias (fruto del proceso de descomposición-degradación propios de una muerte en vida a la que el protagonista en principio parece abocado) y las erecciones puedan provocar, y que literalmente de guiar e impulsar la evasión de una autoimpuesta prisión- por un islote simbolizada- se van a ocupar y delirantes secuencias van a alimentar.
El valor de la memoria, de la sincera amistad, de la perseverancia, del eterno aprendizaje también se viene a reivindicar en esta “fantásticamente” desinhibida cinta.
“We all need some body to lean on”