DIEZ AÑOS Y DIVORCIADA (2014) de Khadija Al-Salami
“Quiero divorciarme”
Así de escalofriante como suena el título es la historia que cuenta esta película yemení. Ópera prima de su directora Khadija Al-Salami – primera mujer cineasta del Yemen – que además vivió la situación en primera persona, siendo casada a los 11 años de edad y posteriormente divorciada, con las consecuencias que en su país conlleva el serlo. Aquí nos puede parecer algo imposible que sucedan cosas tales, pero en Yemen las familias pobres siguen vendiendo a sus hijas menores en matrimonio, arrebatándoles así su infancia, y muchas de ellas mueren en su noche de bodas. En este caso, la película se basa en las vivencias reales narradas en el libro “Me llamo Noyud, tengo 10 años y estoy divorciada.”
Con escenas sobrecogedoras y, pese a la dureza de su historia, es una película de visionado obligatorio. Está filmada de un modo delicado, dentro de la barbaridad de los hechos. Ojalá todas las historias de esas niñas que sufren abusos a esas edades tuvieran un desenlace como el de Nojoom, pero no siempre la justicia se cruza en el destino de estas pequeñas.
La película es una protesta pero además está hecha para concienciar, ya que muestra todas las posturas y clarifica los por qué. Siguiendo la lucha de Nojoom por conseguir divorciarse del marido 20 años mayor a la que la ha vendido su padre, el film deja ver que los motivos principales que llevan a estas atrocidades suelen ser el analfabetismo, la incultura, la religión y las tradiciones (o sus malas interpretaciones). Muchas de estas acciones, que nosotros vemos como aberraciones, en la propia cultura se ven como algo que es irrefutable, es el destino que no puede ser cuestionado. Es por eso que películas como estas pueden ayudar a dar una visión más amplia y sobre todo a que en los países donde vivimos más cómodos seamos conscientes de la necesidad de luchar para que los derechos humanos sean para todos.
La mayor parte de la película me la pasé con cara de asombro, atónita ante la idea de que tales hechos pudieran seguir sucediendo en el siglo XXI y no tan lejos de aquí. Y que la película sea tan creíble que incluso a veces se parezca a un documental se consigue al estar rodada íntegramente en Yemen – con todas las dificultades que eso conllevó – y gracias ante todo a la creíble actuación de Reham Mohammed, que interpreta a la fuerte y decidida Nojoom que a la edad de 10 años lucha por romper con el destino que le quieren imponer. Ver cómo estas niñas sufren y luchan día a día para que no les roben su inocencia y su vida me ha hecho sentir minúscula en este mundo tan injusto y me ha dado una bofetada de realidad, que agradezco.
“I want a divorce”