AMERICAN PASTORAL (PASTORAL AMERICANA) (2016) de Ewan McGregor
“Una familia radicalmente común”
Ewan McGregor debuta como director con la adaptación de la novela homónima de Philip Roth y el resultado es un film técnicamente correcto, pero cuya narración fluctúa, para terminar en un sentido marcadamente descendente.
Básicamente es la crónica de un drama familiar con elementos históricos vinculados a años socialmente convulsos en Estados Unidos. No obstante, el fondo del relato tiene una proyección más universal, incluso actual, si se piensa en los jóvenes que son manipulados y arrastrados a fanatismos peligrosos.
Se centra en un matrimonio acomodado de una zona rural cercana a Nueva York y su hija, una adolescente con problemas de autoestima que se convierte en una activista radical contra la Guerra de Vietnam y acaba huyendo de su casa y de la Justicia.
La película cuida bastante la introducción del protagonista, un héroe local que se casó con una atractiva chica y lo tenía todo para triunfar. Los comentarios iniciales anticipan su tragedia y sirven para provocar el interés por la historia. Un apreciable diseño de producción y el tacto con que, en esos compases, nos acerca a los personajes y a las situaciones conflictivas en las que se ven inmersos permiten albergar las mejores expectativas. Sin embargo, da la sensación de que a este realizador novel su ópera prima se le va de las manos por culpa de un guion desestructurado (aunque no es suyo) y donde algunos acontecimientos resultan desconcertantes por la abrupta manera en que se presentan.
Al final, hay demasiadas cosas que quedan en el aire o no acaban de encajar y que seguramente estarán bien argumentadas en el libro, por ello y pese a un emotivo cierre, este estreno deja la impresión de haber desaprovechado unos buenos mimbres.
Mucho mejor rinde el actor escocés delante de la cámara, un terreno que domina, dando la talla de padre angustiado al que se le acumulan las desgracias. A su lado, tampoco se puede dejar de reconocer el notable trabajo de dos actrices como Jennifer Connelly y Dakota Fanning, cuya dedicación merecía una mayor apreciación en un largometraje que, lamentablemente, se va desenfocando.
Sirva como referencia que este título ya pasó sin pena ni gloria por el pasado Festival de San Sebastián.
Nuestra calificación: (2/5)
“A radically ordinary family”