DISCO, IBIZA, LOCOMÍA (2024) de Kike Maillo
“¿Cuál es el precio de la libertad?”
El director catalán Kike Maíllo dirige un colorido y electrizante retrato del ascenso meteórico del grupo “Locomía” que, a mediados de los años 80, revolucionó el mundo del espectáculo fusionando moda, música y extravagancia. La película captura a la perfección el espíritu de una época en la que Ibiza era el epicentro de la libertad creativa y la transgresión, mientras sigue el camino de un grupo de jóvenes que, sin saber cantar, logran convertirse en un fenómeno internacional, especialmente en Latinoamérica.
Jaime Lorente brilla como Xavi Font, el cerebro detrás del grupo. El actor murciano nos brinda una interpretación vibrante, un joven que sueña con conquistar el mundo de la moda y que, sin planearlo, termina capitaneando una banda que será considerada como la primera banda “dance” española. Su química con el resto del elenco sostiene el dinamismo del relato, pero es Alberto Ammann quien, en mi opinión, roba la atención en su papel de José Luis Gil, el productor musical que ve en “Locomía” una oportunidad de oro para conseguir fama y fortuna. El actor argentino/español, completamente transformado para el papel, imita con maestría el peculiar acento y el porte autoritario del famoso ejecutivo de CBS e Hispavox. Su caracterización es magnética, revelando las luces y sombras de un hombre que, bajo su fachada empresarial, es capaz de moldear al grupo en una fábrica de éxitos, pero también de sometimiento y de anulación absoluta de su faceta personal y/o entidad sexual.
El filme no escatima en captar la energía desbordante de “Locomía”, sus coreografías con abanicos, trajes extravagantes y su esencia andrógina que desafiaba las convenciones de género en su época. A través de una cuidadosa recreación de la Ibiza de los años 80 y las locuras de la movida nocturna, Maíllo envuelve al espectador en un torbellino de luces, música disco y libertad creativa. En este sentido, la película es un homenaje no solo a la banda, sino a una era donde el exceso y la innovación eran el alma de la cultura juvenil.
Sin embargo, el punto más destacado es el guion, que equilibra a la perfección la comedia y el drama, mostrándonos el contraste entre el ascenso al estrellato y los sacrificios personales de los integrantes del grupo. Vito Sanz, actor fetiche de Jonás Trueba, aporta un genial toque cómico con su interpretación del hermano de José Luis Gil y a la vez manager del grupo, un personaje ficticio creado expresamente para la película, ofreciendo momentos hilarantes que alivian la creciente tensión dentro del grupo y el productor madrileño.
El único aspecto que podría haberse explorado más a fondo es la dimensión humana de los sacrificios que los componentes de la banda tuvieron que pagar por su fama. Aunque se toca el tema de la pérdida de libertad, se podría haber ahondado más en las consecuencias emocionales de ese sacrificio de índole personal y concretamente en la identidad y libertad sexual.
En definitiva, esta película supone un viaje divertido y nostálgico, que explora el éxito fugaz y el precio de la fama con un ritmo contagioso y actuaciones destacadas, especialmente las de Jaime Lorente y Alberto Ammann. Una película que, al igual que la banda, brilla por su extravagancia y energía.
Como productora principal de la película se encuentra “Nadie es perfecto” del valenciano Kiko Martínez, al que también le ofrecieron en su día realizar la excelente serie documental sobre la banda que pasó a llamarse directamente “Locomía”. Otra buena muestra más de que la figura del productor valenciano se encuentra entre las más potentes del panorama nacional.
Nuestra Calificación: (3/5)