EL CASO HEINEKEN (2015) de Daniel Alfredson
“Era el plan perfecto…Hasta que lo llevaron a cabo”
A pesar de estar basado en un suceso real, que en su día tuvo una importante repercusión en los medios de comunicación, de la plasmación cinematográfica que se ha hecho de esta historia resulta un thriller ramplón y sin emoción que queda a la altura de un telefilm olvidable.
Escenifica el secuestro del magnate holandés de la cerveza Alfred Heineken a partir del trabajo de investigación publicado por el periodista Peter R. de Vries. Para ello se remonta a la época en que los autores del crimen eran unos empresarios de la construcción en quiebra, a quienes los bancos dieron la espalda, lo que supuestamente les abocó a planear este rapto desde la más pura inexperiencia.
De inicio, cuesta pensar que los miembros de esta banda, tal como se presentan, la integraran quienes hasta pocos días antes eran unos honestos socios de una inmobiliaria, que cambiaron súbitamente la corbata por las pistolas.
Al margen de las dudas que genera el planteamiento de la trama, los protagonistas son muy superficiales, no tienen una entidad que les haga merecedores de atención. Por otro lado, el único personaje que apunta hacia lo contrario, la víctima de los malhechores, se antoja absolutamente desaprovechado, dejando sólo algunas pinceladas de su talante en contraste con el de sus vulgares captores, como la reflexión: “Hay dos maneras de poder ser rico en este mundo: tener mucho dinero o tener muchos amigos, pero no se pueden tener ambas cosas”.
Las escenas teóricamente de mayor suspense, vinculadas a los momentos de acción, apenas tienen emoción. Sólo la primera, que corresponde a una persecución policial, es prometedora en el arranque, aunque se resuelve de una manera poco llamativa.
Pese a que Anthony Hopkins forma parte del reparto, su participación queda reducida hasta ocupar un rol secundario, aun dando sobradas muestras de ser el más asentado en su papel. Por su parte, Jim Sturgess (“Across the Universe”), Sam Worthington, (“Avatar”) y Ryan Kwanten (“True Blood”) cumplen con discreción.
El sueco Daniel Alfredson, realizador de la segunda y tercera entrega de la saga “Millenium”, zozobra en este largometraje, incitando a los interesados en el caso a recuperar “El secuestro de Alfred Heineken” (2011), con Rutger Hauer, entre otros, que obtuvo unas críticas mucho mejores.
“It was the perfect crime until they got away with it”