EL MUNDO ES SUYO (2018) de Alfonso Sánchez
“Como fuera de casa en ningún sitio”
El gracejo andaluz unido a una puesta al día del denostado humor casposo da como resultado esta comedia alocada y satírica que tiene luces y sombras. Con el propósito de repetir el relativo éxito de su predecesora, “El mundo es nuestro” (2012), el film opta por la caricatura continuada de arquetipos sociales y políticos a los que trata con mordacidad. Tan loables intenciones no acaban de cuajar completamente y termina deparando una película irregular que puede recordar a las que protagonizaron “Cruz y Raya”, “Martes y Trece” e incluso Esteso y Pajares cuando surgen gags de rancia factura, de los que también hay unos cuantos.
La víspera de la primera comunión de su hijo, Fali recibe la visita de Rafi, padrino del niño, a quien la mujer ha echado de casa. A partir de ese instante llegar a tiempo a la finca donde se celebra la ceremonia se convertirá en una auténtica odisea para ambos compadres. Mafiosos rusos, traficantes de droga, un taxista futbolero, un importante empresario con trapos sucios y otros tipos peculiares se irán cruzando en su camino.
Con estos mimbres, se podría pensar en un sucedáneo de “Airbag”, pero el guion nunca es tan ocurrente y procura ser comedido, minimizando las zafiedades, aunque no faltan algunos chistes machistas y clasistas.
La propuesta pretende gustar a todo tipo de públicos sin perder acidez y ello precisamente le hace caer en ocasiones en secuencias circenses o infantiloides que caen en lo ridículo. En esa línea llega hasta una resolución en el fondo correcta y benevolente, que ensalza el valor de la amistad.
A Alberto López y Alfonso Sánchez (además director y coguionista) se les ve en su salsa, dando rienda suelta a variopintas ocurrencias, en una continuación de lo que han sido colaboraciones anteriores tanto en la pequeña pantalla como en el cine. El resto de intérpretes interviene de forma desigual en momentos puntuales, destacando especialmente Carlos Olalla; mientras que Mar Saura, Mateo Rufino y Mari Paz Sayago tienen participaciones menos lucidas.
El ritmo acelerado, a veces excesivamente movido, evita en cualquier caso los parones y sirve para tapar los desaciertos de este estreno que solo cabe recomendar a quienes son de risa fácil.
Nuestra calificación: (1/5)
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“Nowhere like outside of the home”