EL REY DE LA HABANA (2015) de Agustí Villaronga
“Yo soy el Rey de La Habana y a mi hay que respetarme”
Truculenta, escabrosa y cochambrosa resulta la historia que nos trae Agustí Villaronga (“Pa negre”), ambientada en La Habana de mediados de los 90. Una película que cuenta entre sus méritos la irreprochable factura técnica, pero al mismo tiempo está demasiado henchida de excesos para subrayar la situación de los más desfavorecidos de la sociedad cubana en esos años.
El film, basado en la novela homónima de Pedro Juan Gutiérrez, nos presenta a un adolescente que tras pasar por un correccional encuentra refugio en casa de una antigua vecina que ejerce de jinetera. Entre ambos surge una relación marcada por la pasión, la necesidad y los celos.
Los cruentos y sobrecogedores primeros cinco minutos de metraje son sólo un aperitivo de lo que depara: un relato que reincide, en ocasiones de forma innecesaria, en escenas toscas cuyos argumentos principales son el sexo o la delincuencia, que parecen la única manera, junto con los lugares donde se desarrolla, de reincidir en la suciedad que alcanza a los protagonistas y a su entorno.
La idea de la relajación moral y dejación de costumbres con tal de asegurarse el sustento son el eje del guion, sin embargo no siempre prevalece esta idea, dejando la sensación de quedarse en la frivolidad asumida y gozada por unos personajes que intentan apurar cada instante hasta que la tragedia les alcance.
A pesar de las notas tristemente cómicas que acompañan las experiencias del chico apenas encontramos contrapuntos de ternura y casi todos se concentran en la relación entre el joven pícaro y un travesti que tiene como vecino, que es uno de los apartados mejor tratados pese a contagiarse de la brusquedad que recorre la cinta.
Está protagonizada por actores cubanos, algunos debutantes como el mismo protagonista Maykol David, a quien acompaña Yordanka Ariosa, premiada con la Concha de Plata de San Sebastián. Unos intérpretes cuya bisoñez no se atisba en ningún momento, mucho antes al contrario, la naturalidad con que se mueven delante de la cámara en unos papeles tan difíciles es muy loable.
“I’m the King of Havana, I have to be respected!”