FÁTIMA (2015) de Philippe Faucon
“¿Y tú? ¿A cuántas Fátimas conoces?”
Cuando algo no tiene aristas, cuando nada le falta, cuando nada está de más, cuando todo lo que añadiríamos sobraría, y cuando todo le quitaríamos faltaría, nos encontramos ante esta película redonda; “Fátima”, Philippe Faucon, Francia, 2016, nos topamos también con esa mujer que todos conocemos, esa madre, esa empleada de hogar, esa vecina, esta película cuyo título evidentemente no podía haber sido otro que: “Fátima”, una inmigrante que vive en Francia que se gana la vida de empleada de hogar y que tiene dos hijas, una estudiante de medicina y la otra es una adolescente de 15 años que va a empezar el instituto.
Estas tres mujeres no han accedido a sus derechos por nacionalidad, herencia o condición, sino que se lo han tenido que ganar con un plus por encima del resto y todo ello bajo la atenta y acechante mirada de una sociedad que mantiene la sospecha.
Fátima no sabe hablar bien francés y está preocupada por el futuro de sus hijas, que son su orgullo y alegría, pero también la causa de que pierda el sueño, su hija mayor es responsable y es conocedora del esfuerzo que está haciendo su madre para pagarle limpiando sin descanso su carrera sin embargo la pequeña es una adolescente rebelde que insulta y se avergüenza de su madre entre otras cosas por no saber hablar francés.
Fátima un día sufre un accidente que le obliga a guardar reposo. Entonces aprovechará ese momento para escribir a sus hijas en árabe, para así poder decirles todo aquello que nunca ha podido expresar en francés.
La película es tan real, tan creíble que cada personaje principal está ahí y nos da la sensación de que no podía haberlo hecho ningún otro, ninguna otra en este caso, porque de nuevo me encuentro ante una película protagonizada por mujeres en el que todas lo bordan, pero que destaca, o mejor dicho brilla, por encima de todas y de todo la actriz que encarna a Fátima (Soria Zeroual), las propias manos te parecen las de una mujer que no se haya dedicado a otra cosa en la vida que a trabajar, de forma que a veces es costoso hasta imaginarse que lo que hay detrás es una actriz. Ella sola lleva la película, quizás porque la película sea eso, pero es impresionante como maneja los silencios, como asiste sumisa a una reunión con la tutora de su hija pequeña y como se limita a guardar silencio, y habla más con el silencio que cualquier otra actriz con las labios pero sin caer en los tópicos que se podrían esperar de un film dramático de este tipo, como dando a entender que esto es lo que le ha tocado vivir sin más, sin culpables, y todo ello con largos silencios que cuando te acostumbras a ellos se te hacen cortos pues los maneja con tal naturalidad y credibilidad que visten y llenan los espacios con elegancia y precisión.
No es uno de mis géneros preferidos, no podría decir que me he divertido enormemente viendo el film pero como amante del cine que soy es la primera vez que recuerdo que me haya ocurrido que una película haya conseguido meterme tan dentro de una casa, sus personajes y sus realidades que haya necesitado una dosis de salir al mundo real una vez terminada la película para ver algo de ficción. Normalmente uno va al cine para evadirse de la realidad pero aquí uno sale del cine con la sensación contraria.
Brutal sencillez y credibilidad absoluta.
“Todos conocemos a una Fátima, a una heroína de nuestro tiempo”.
«And you? How many Fatimas do you know?»