I AM NOT A SERIAL KILLER (2016) de Billy O’Brien
“¿Sabes que me han diagnosticado sociopatía? Y sigo unas reglas para no matarte”
El cine independiente sentó cátedra hace muchos años. Dentro de lo independiente, cada uno de los géneros tiene un estilo propio, sacado de una gran cantidad de obras a lo largo del tiempo y del que se deben respetar ciertos principios. Uno de ellos es la cuidada fotografía, cálida o fuerte, según lo que pretendas, pero nada de medias tintas. También un guion diferente, con mucha originalidad o, si bien esto no es posible, al menos un suspense latente dentro de lo redundante. En el drama existe la calma, paciencia y temple por llevar la historia, que vaya calando suavemente en el espectador, sin abusar de información. “I Am Not a Serial Killer” está catalogada como terror, sin embargo engloba mucho más que eso, pues mezcla el drama de la edad, lo sobrenatural del asesino, el thriller por no conocer la realidad, la ficción por el final y la comedia por… absolutamente todo.
John Wayne está diagnosticado por sociopatía y recibe tratamiento psicológico con un terapeuta. Él le ayuda a seguir unas reglas cuando tenga instintos asesinos, sin embargo un día empiezan a desencadenarse una serie de asesinatos sangrientos y violentos que mantienen a todo el pueblo en vilo, y es cuando John intentará descubrir la verdad, sin darse cuenta que poco a poco se va acercando el monstruo a él en lugar de él al monstruo. Partiendo de una historia muy original se observa una tensión muy cercana al cine asiático, con esa tranquilidad que le caracteriza y llevando la investigación sin prisa y con muchísima templanza. John ayuda a su madre en la morgue con los cadáveres, y es ahí donde observa comportamientos extraños en los asesinatos que se van produciendo.
Dejando de lado la historia, todo se entrelaza sorprendentemente bien. Desde el primer minuto se produce una inquietud continua, y es cuando John visiona la escena clave cuando se torna todo mucho más oscuro que inicialmente. El suspense es la base principal, los sucesos sorprenden a un espectador que ya no puede salir de la película, las elucubraciones fallan siempre, las salidas son impactantes y los círculos se van cerrando al paso pausado de John, dejando todo perfectamente identificado y explicado. Los referentes son eternos, dentro del género de tensión se encontraría “Alien”, con el miedo de saber que algo ocurre pero no sabiendo donde está, sin embargo el símil más importante estaría dentro del género fantástico, una mezcla de J. J. Abrams con Spielberg, recordando a “Super 8” y la serie “Lost” junto con “E.T.”. Y aun sabiéndose de esas coincidencias no se produce un bajón de calidad, todo lo contrario, pues basarse en algo no es malo si no llega a copia.
Pero, sin duda, lo mejor se lo guarda O’Brien para el drama. La batalla entre edades, la pelea de la juventud contra la veteranía, el desconocimiento contra el conocimiento, el ímpetu contra la experiencia. Sin lugar a dudas ahí reside el gran punto fuerte, el de John luchando en una batalla sobre un ring en el que no parte como el favorito, de hecho las apuestas están muy en contra suya. Y poco a poco, valiéndose de sus instintos asesinos, consigue analizar los comportamientos de un asesino para poder jugársela, llevarle al extremo e intentar destrozar desde el corazón algo que parece indestructible. Todo esto se reconforta gracias a las magníficas actuaciones del dúo protagonista: Max Records y Christopher Lloyd. Max Records tiene un futuro en papeles perturbadores muy importante, lo clava en todo momento y llega a aterrar. De Christopher Lloyd poco se puede decir, el famoso Doc de “Regreso al Futuro” que en este papel se aleja totalmente del personaje futurista y encarna a un anciano entrañable que esconde mucho más de lo que parece.
Lo que fue la sorpresa de Sitges sigue causando sensación en el mundo entero. Una de las películas del género más completa que he podido ver, un sorprendente final que levanta de aplausos a un público totalmente entregado. Sin duda hay que dar una gran oportunidad a esta película, aguantad sentados en la butaca aunque os parezca de cierta violencia visual esa escena inicial, porque merece mucho la pena descubrir la gran calidad que atesora Billy O’Brien. Y no, no es una película de asesinos en serie, es mucho más que eso. Para ver asesinos está la fantástica “El Silencio de los Corderos”, para ver fantasía está “E.T.” y “Super 8”, para ver terror está “Alien”, para ver drama está “Gran Torino”. Y, para ver todo esto junto, está “I Am Not a Serial Killer”. De homenaje el final, con esa canción que presenta a los créditos finales… Impresionante.
Nuestra calificación: (5/5)
«Do you know that I have been diagnosed with sociopathy? And I follow some rules to not kill you «