LA CASA (2024) de Álex Montoya
“Una oda a la vida, a la familia, a los recuerdos de una infancia muy presente”
Esta gran película, dirigida por el riojano de nacimiento y valenciano de adopción Álex Montoya, es una conmovedora oda a la vida, a la familia y a los recuerdos de una infancia muy presente. Basada en la novela gráfica homónima de Paco Roca, la película explora con sensibilidad y sutileza las dinámicas familiares que surgen tras la muerte de Antonio, el padre, interpretado magistralmente por Luis Callejo, aunque debido a diferentes efectos visuales y de maquillaje no podamos apenas reconocer. Este hecho no es algo fortuito, ya que esa ha sido conscientemente la intención, con gran acierto y sensibilidad, del realizador para que cada espectador pueda identificar a su propio padre en la figura del progenitor ya fallecido.
La reunión de tres hermanos y sus respectivas familias en la casa de campo familiar no solo sirve como un escenario para tomar decisiones sobre la propiedad, sino que se convierte en un viaje emocional a través de la memoria, el duelo y la nostalgia.
El gran acierto de «La Casa» reside en su capacidad para evocar emociones universales. Todos podemos identificarnos con esa sensación de volver a un lugar que alguna vez fue el centro de nuestra vida y enfrentarnos a las huellas que el tiempo y la ausencia han dejado en él. A medida que los hermanos recuerdan los momentos compartidos y reviven su infancia, el espectador también es invitado a reflexionar sobre su propio pasado y la inevitable transformación de los lugares y las personas que una vez amamos.
A través de ingeniosos efectos de montaje cinematográfico y fotográfico, y un excelente maquillaje, Callejo se presenta como una figura casi inmortal, un padre cuyo espíritu permanece vivo en los recuerdos de sus hijos. Su presencia fantasmagórica, siempre latente, logra conectar de manera emocional con los protagonistas y con el espectador, tocando directamente el corazón.
El casting coral es otro de los grandes aciertos de la película. Los actores que interpretan a los hermanos y sus familias aportan una autenticidad y naturalidad que hacen que las interacciones entre ellos se sientan reales y cercanas. A través de las tensiones, las risas y los silencios compartidos, la película construye una atmósfera de intimidad familiar que resulta profundamente emotiva.
Montoya consigue con esta gran película no sólo homenajear a la figura paterna y a las raíces familiares, sino que también invita a reflexionar sobre el paso del tiempo y la importancia de los recuerdos. Con una narrativa simple pero cargada de significado, «La Casa» es una obra que emociona y deja una huella en el corazón del espectador.
Para quien les escribe, después de visionar este filme se ha convertido en una de las grandes películas del año y no sólo del cine español, sino de cualquier nacionalidad y género. El único pero que podríamos achacar a esta película, aunque de manera cuestionable, es su intensidad a la hora de reflejar las emociones en la pantalla, algo que contagia inmediatamente (con mucho mérito para el director) al espectador y consigue que sea partícipe de las mismas, llegando incluso la emoción y al llanto. Pero esa es la magia no sólo de este largometraje, sino del mismo cine en sí; tener la capacidad de conmover y de no dejar indiferente. Gran película.
Nuestra calificación: (4/5)