LA HISTORIA DE MARIE HEURTIN (2014) de Jean-Pierre Améris
“¿Cómo es vivir en la oscuridad total y el silencio absoluto?”
De una manera casi poética y con mucha sensibilidad, esta película francesa nos lleva a finales del siglo XIX para contarnos el caso real de una monja que logró enseñar el lenguaje de los signos a una joven ciega y sorda.
Una historia humana, sencilla y llena de emociones, que se proyectan sobre el patio de butacas desde el momento en que una religiosa, que trabaja en una institución para jóvenes con deficiencias sensoriales, se propone como un reto personal enseñar a comunicarse a una niña cuyos padres no han podido educar debido a que no es capaz de oír ni de ver.
Los escenarios naturales en que transcurre una parte de la acción confieren al relato una hermosura añadida dentro de un marco donde la austeridad se hace evidente. Junto a la meritoria fotografía hay que hacer mención de una eficaz banda sonora que sólo se aplica cuando la narración lo requiere.
Estos entornos permiten centrar la atención en ese duelo de caracteres entre ambas mujeres: una hermana entregada a su misión que no desfallece jamás, pese a ciertas dificultades sobrevenidas y una chica salvaje que se resiste a abandonar ese estado.
Destaca la manera en que el guión va desarrollando la paulatina transformación de esa relación que se va serenando y aproximando a ambos personajes a través de las enseñanzas y los sentimientos. Un camino duro cuya recreación se oxigena con pequeñas notas cómicas y otras sentidas hasta llevarnos a un desenlace plasmado con la misma delicadeza que impregna el resto del film, dejando muy buenas sensaciones.
Las dos actrices que asumen los roles protagonistas resultan francamente loables, tanto porque generan entre ellas la complicidad precisa para hacer creíble los progresos del día a día, como por la manera en que se entregan a unos papeles exigentes. Merecen, pues, destacarse las interpretaciones de Isabelle Carré (“Tímidos anónimos”) y de Ariana Rivoire, quien a sus 20 años debuta en la pantalla grande como Marie Heurtin, con la que comparte el problema de la sordera.
Producción pequeña en medios pero notable en resultados que se basta con 90 minutos para lograr sus propósitos.
“What is it like to live in total darkness and silence?”