LOS ÚLTIMOS AÑOS DEL ARTISTA: AFTERIMAGE (2016) de Andrzej Wajda
“Mucho realismo socialista y poca post-visión”
Ya que esto va de “Unismo”, de vanguardias, de teorías revolucionarias acerca del objeto ojeado, de pugna constante con el orden establecido, hagamos, por una vez, de la crítica un sayo. Empecemos el escrito por el final, tal que así: si Wajda hubiera optado por novelar los días “intermedios” del artista, y no los últimos (es sabido que el “fin de fiesta” de uno, artista o peón de obra -igual me da que me da lo mismo-, en la República Popular de Polonia tuvo que ser de todo menos grato) otro gallo cantaría.
Nunca está de más plasmar en megas conductas, momentos históricos tiznados de mierda moral, de cochambre humana con consigna esmerada -para muestra una Escuela, la de Cine de Polonia y su medio siglo de aldabas de hierro con forma de hoz y martillo-, conste en acta. Pero en este caso, con Wladyslaw Strzeminski como cabeza de cartel, tanto monta, monta tanto el factor humano como el proceder del -ismo represor de turno.
Que todo régimen autoritario ha cercenado la libertad artística del lugar en aras de instaurar una corriente única capaz de erigirse en altavoz de las verdades del barquero, lo sabe hasta el que cejó en el empeño de resintonizar Discovery Max por primera vez. Triste, jodido y frustrante a más no poder, pero manido. Sin embargo, el concepto de post-imagen, la “Teoría de la visión”, la noción de reflejo, de espejismo material, corpóreo y conciencia sensorial le pilla, seguro, de nuevas a nuestro amigo analógico.
Así, entre brochazo y brochazo (a cada cual más gris que el anterior), Andrzej Wajda ocupa sus últimos días de cine y vida -conceptos indisolubles para él- haciendo lo q siempre hizo, patria. Dos penas, su marcha y la derrota del discurso artístico frente al devenir sociopolítico.
Nuestra calificación: (2/5)
«A lot of socialist realism and a little post-vision»