PEPI FANDANGO (2023) de Lucija Stojevic
“Antes de morir tengo que escribir mi Fandango. Es la forma de expresar dolor, sufrimiento y esperanza”
Este documental dirigido por Lucija Stojevic, que perfectamente podría ser también considerado como una “road movie”, aunque dentro del maravilloso (para quien les escribe) género de la no ficción, es un documento conmovedor que nos lleva a través del ocaso de la vida de Peter Pérez, conocido como Pepi, un hombre de 84 años cuyo vínculo con el flamenco es tan profundo como contradictorio.
A través de este viaje desde Viena hasta Paterna de Rivera (Cádiz), nos sumergimos en la historia de un hombre marcado por su infancia en el campo de concentración de Rivesaltes, Francia y su constante búsqueda, a lo largo de toda su vida, de la música flamenca más genuina, de ahí su sobrenombre. El flamenco, una música que lo transporta a los momentos más oscuros de su vida, se convierte también en un alivio paradójico para su sufrimiento.
El ritmo narrativo de la historia es intimista y profundo, enfocándose en las emociones de Pepi mientras se enfrenta a los fantasmas de su pasado. El flamenco, con su carácter visceral y desgarrador, actúa como el hilo conductor que nos lleva a explorar el dolor y la redención de un hombre que intenta encontrar un sentido a su vida en sus últimos años. La dirección de Stojevic logra capturar con sutileza y gran acierto la ambigüedad emocional de Pepi, quien, a pesar de sus recuerdos traumáticos, se aferra a la música como un refugio de consuelo.
Las imágenes del viaje de Pepi desde la tranquila Viena hasta el vibrante sur de España ofrecen un contraste visual y cultural que refleja su conflicto interno. A través de paisajes y encuentros con flamencos auténticos, Pepi busca sanar sus heridas, aunque nunca las olvidará. La banda sonora, compuesta por el flamenco más puro, actúa como un protagonista en sí mismo, transmitiendo ese dolor y esa pasión que define toda la vida de Peter Pérez, nuestro ya querido Pepi.
Por cierto, esta continúa odisea vital no la realiza solo el protagonista de esta historia, ya que le acompañará su inseparable amigo Alfred que, curiosamente, es músico de profesión.
Esta buena obra de no ficción es un testimonio conmovedor de cómo la música, incluso cuando está ligada a los momentos más oscuros, puede brindar significado y consuelo en los últimos momentos de la vida.
Nuestra calificación: (3/5)