SHIN GODZILLA (2016) de Hideaki Anno y Shinji Higuchi
“Un dios encarnado. Una ciudad condenada”
Si en la serie de animación “Evangelion” el director japonés Hideaki Anno tendía a narrar el Apocalipsis en clave íntima, como si la “burocracia emocional” o el trauma paternofilial tuviera casi más relevancia que los apoteósicos y bíblicos acontecimientos, en “Godzilla Resurgence” o “Shin Godzilla” (Hideaki Anno y Shinji Higuchi, 2016) centra su foco en una sociedad “hiperburocratizada”, donde los ministros y el gobierno son incapaces de gestionar la aparición de un monstruo del tamaño de un rascacielos.
Esta perspectiva, lejos de la espectacularidad de las últimas versiones americanas, gira las tornas con contención hasta el punto de convertir el ataque de un enorme reptil en una metáfora de una sociedad hundida por su propio protocolo, moral y amnesia histórica. Si en el Japón del Godzilla de 1954 se digería el dolor del ataque nuclear a Nagasaki e Hiroshima, en el del 2016 se llora por la tragedia de Fukushima.
Por ello es representativa la transformación de la figura de Godzilla en un reactor andante que se acaba convirtiendo en el objetivo a enfriar por unos cuantos valientes, y que al mismo tiempo, la ciudad de Tokyo se recupere como el escenario principal donde se desarrollan los cruentos acontecimientos nucleares, asentando de nuevo la saga del reptil atómico en su ciudad primigenia, como ya hizo en su momento «Godzilla: Final Wars» (Ryuhei Kitamura, 2004), pero en un contexto marcado por los devenires históricos actuales.
Hideaki Anno y Shinji Higuchi vuelven a los orígenes, reinterpretando al monstruo mitológico que fue emblema de los terrores de una época, y lo trasladan a la nuestra, mientras demuestran de forma brillante, radical y reveladora; mediante preguntas, fría narrativa y gramática renovada del “Kaiju-eiga”, que aún con todos los aparentes avances tecnológicos, políticos y sociales, el monstruo sigue ahí, a la altura de nuestros tiempos.
“A god incarnate. A city doomed”