ÚLTIMOS DÍAS EN EL DESIERTO (2015) de Rodrigo García
“El viaje espiritual de Cristo”
Con la Semana Santa a las puertas, era de esperar que afloraran las ya tradicionales películas bíblicas, junto con las monas de pascua, las torrijas y las procesiones.
El cine de temática religiosa tiene por supuesto, su propio nicho de mercado y su público fiel, yo misma me suelo tragar casi todos los años alguna película de Charlton Heston, por supuesto, mientras me pongo ciega de leche frita. Pero mucho me temo que la cinta de Rodrigo García, no va a estar entre las preferidas de este este año y dudo que sea recordada en los venideros.
“Últimos días en el desierto” habla como su propio título indica, de los últimos días que pasó Jesús en el desierto antes de volver a Jerusalén. La película nos muestra a un Jesús interpretado por el siempre inmejorable Ewan McGregor; exhausto y casi al borde de la desesperación en mitad de un árido desierto, a merced de las inclemencias del tiempo, de la sed y la soledad.
Muy poco tarda en acudir a su encuentro el diablo, interpretado por el mismo McGregor, que intentará tentarlo, hundirlo y confundirlo de todas las maneras posibles.
En el camino en búsqueda de Jerusalén, Jesús conoce a un muchacho, interpretado por Tye Sheridan y sus padres, el conocido actor Ciarán Hinds y la actriz Ayelet Zurer, que viven aislados en medio del desierto y decide quedarse con ellos para intentar ayudarles. Estableciéndose así una aparentemente escasa trama casi carente de foco, que se mantiene a lo largo de la película.
Y digo lo de escasa trama “aparentemente”, porque esta es una película con un trasfondo tan grande como el propio desierto.
Más allá de la simplicidad evidente de la cinta, de la escasez de subtramas, de la sensación de desolación que la inmensidad del desierto genera en el espectador; hallamos un viaje a través de los miedos más profundos de Jesús, reflejados en el mismísimo diablo (sí, ese que todos llevamos dentro y no es más que el reflejo de nuestros temores). Y de la complicada relación de incomunicación que Jesús mantiene con su padre, mostrada como una analogía a través de la relación del hijo y el padre que viven en el desierto.
Jesús, el hijo de Dios, se muestra en esta película más humano que en ninguna otra, repleto de dudas y miedos, sin obrar milagros ni realizar ningún discurso religioso. Sin embargo, desprende una luz, una bondad y una fuerza de voluntad colosales, una fe inquebrantable en su padre y una determinación propias del ser iluminado que fue (no entraré en si divino o humano).
Pero por desgracia, hay que cavar hondo en las arenas de ese cruel e imperturbable desierto para entender el mensaje que Rodrigo García ha querido plasmar en su película, si les apetece y desean ir un poco más allá, vayan ustedes al cine. Les aseguro que les dará que pensar.
«The spiritual journey of Christ»