BONE TOMAHAWK (2015) de S. Craig Zahler
“Reza por una muerte rápida”
Antes de empezar el comentario del film voy hacer una pequeña reseña a su director y guionista S. Craig Zahler porque considero clave para entender en que terreno se mueve la película. El autor, para el que este es su primer largo, es un hombre polifacético que ha escrito novelas de género, Western, ciencia ficción, terror (tiene acreditado el guion de una película de terror: “Asylum Blackout” de 2011) y crímenes además de participar en bandas de Heavy Metal (es coautor de la banda sonora), con este curriculum se adivina que este film no entrará dentro de lo que entendemos como Western típico o reconocible. El “Far West” es un género que admite mucho juego, sus características más evidentes como son los enormes espacios naturales, las incipientes construcciones de condados, la libertad de elegir destino de sus personajes sirven muy bien para contar historias de amistad, de venganza, viajes iniciáticos, romances, incluso a veces como metáforas de una realidad actual, véase sino el magnífico western de Richard Brooks «Los profesionales» (1966), pero los tiempos cambian y el hálito de aventura y exaltación de ideales del género ha dado paso a películas revisionistas, decadentes llenas de desmitificaciones de un pasado que no era tan ideal como se nos hacía creer (véase la reciente película de Tommy Lee Jones: “Deuda de honor”, injustamente menospreciada).
El presente film pertenece al subgénero pastiche del que es absoluto maestro Quentin Tarantino, autores que cogen trozos de películas de aquí y allá, mezclan estilos para conseguir un cine personal más basado en horas de cine y video que de un rigor histórico. Aquí Zahler no coge como referencia los films de Leone y el “Spaguetti-Western” si no en el más clásico Howard Hawks con sus ríos (De sangre, Rojo, Bravo y Lobo) y “El Dorado” y en el cine de Ford, en concreto en «Centauros del desierto”, casi todos ellos con John Wayne de protagonista, su estructura es similar, se forma un grupo heterogéneo de personajes para ir a un rescate y ahí tenemos al pistolero dandy Brooder (magnífico Matthew Fox), al ayudante del sherif emulo del clásico Walter Brennan, Chicory (magnífico también Richard Jenkins), el novato Arthur (Muy bien Patrick Wilson, un actor a tener en cuenta),y el Sheriff Hunt (Kurt Rusell que sólo con su presencia ya da entidad al personaje), no acaban las referencias sólo en Hawks o Ford (y esto es una intuición personal ), sino también en un film bélico de André de Toth «Mercenarios sin gloria“ (1968) por esas colinas pedregosas, áridas y llenas de polvo, incluso en el desarrollo narrativo de una misión que se convertirá en suicida.
Sorprendentemente el film dará un giro total para acercarse más al género terrorífico o fantástico con escenas muy truculentas no aptas para estómagos sensibles, hasta aquí el film había funcionado (al margen de algunas incongruencias) a la perfección con un ritmo lento pero lleno de tensión, buenos diálogos y construcción de los personajes, esta parte final me parece más discutible en el que muchos han visto una alegoría del salvajismo latente en el subconsciente del hombre y la fragilidad de la razón cuando se aleja de la civilización, lo que si queda evidente es la fragilidad de nuestro envoltorio físico donde la vida se nos esfuma en un momento, cosa que también vemos cuando nos enseñan esas terroríficas ejecuciones del terrorismo islámico o en las torturas que se ejercen en algunos centros del lado de los «buenos”, donde nos da escalofrío la ligereza con que se priva de la vida a las personas, representadas en el film por esa tribu más cercana a monstruos “Lovecraftianos”, que a una tribu india normal.
Película aunque discutible, de gran impacto, que no va a dejar indiferente a nadie y que ningún cinéfilo de pro debe de dejar ver, que es por idiosincrasia un film de culto ya, premio del público en Sitges habrá que seguir la trayectoria a este prometedor realizador.
Esta película fue presentada como «premiere» mundial en el pasado festival de Sitges, que contó con una gran programación, obteniendo una muy buena acogida por parte de la prensa especializada y del público en general. Aunque se nota, por desgracia, que tiene un presupuesto algo «estirado» supone una mezcla de géneros brillante, desde el western clásico de toda la vida (según el subdirector del festival Mike…el denominado género entre los géneros cinematográficos), pasando por el Gore y el suspense con pinceladas de terror. Esta mezcla sui géneris fue un factor importante para que el fiel público del Festival de Sitges acudiera con expectación a un estreno en principio alejado del fantástico, con una platea llena hasta la bandera, se pudo comprobar que esta expectativa era más que justificada, gracias también al buen hacer del elenco actoral destacando un soberbio Mathew Fox, que parece haber caído en «desgracia» profesional tras su paso por la serie de culto «Perdidos», y unos sobrios Kurt Russell (verdadero reclamo del film) y Richard Jenkins, secundario de lujo que siempre está bien o muy bien en todas sus interpretaciones de una, por cierto, extensa filmografía.
Sin desmerecer al resto del casting aunque eclipsados por el buen papel de estos tres actores, cabría destacar también a Patrick Wilson (cara muy de moda por interpretar el papel de Edward Warren en la saga de «Expediente Warren» dirigida por el gran James Wan) y la semi desconocida Lili Simmons. De una manera más testimonial habría que citar también a un «desaparecido» David Arquette y al actor de culto de serie B, Sid Haig, como anécdota curiosa a destacar en este casting de relumbrón estaría el hecho de que cuesta reconocer a la reconocida y prolífica actriz en otros tiempos Sean Young, «Blade Runner» (1982), ya que su actuación se delimita a un simple cameo ya que apenas aparece segundos en la pantalla y como he comentado anteriormente, cuesta distinguirla sino se está atento.
En la presentación del film estuvo el director S. Craig Zhaler junto a sus dos productores de origen europeo, cosa que no dudó en destacar este joven director norteamericano ya que de una manera amarga comentó los graves problemas de financiación que tuvo para poder rodar la película y que a pesar de ser este género Western un emblema cinematográfico tan «norteamericano» explicó como se había encontrado una puerta cerrada tras otra en Estados Unidos, cosa que le apenaba bastante como norteamericano ya que el proyecto pudo ver la luz gracias a capital europeo aunque el film fuera rodado íntegramente en los Estados Unidos, concretamente en el estado de California.
La mayoría de veces es una pena que los estudios cinematográficos o los productores ya sean de mayor o menor nivel, tengan estos reparos para invertir en un género tan clásico como el Western que parece que está teniendo un importante «Reboot» en estos últimos años y en cambio no duden o se peleen por participar en producciones tipo dobles o triples remakes, trilogías o sagas estiradas hasta la saciedad, una pena, pero no hay que olvidar que para muchas personas esto del cine sólo es un negocio, lo del “séptimo arte” ya queda para el resto de los cinéfilos entre los que me incluyo.
Colabora en el texto: Eduardo Llorente.
“Death waits for no man”