CAUTIVOS (THE CAPTIVE) (2014) de Atom Egoyan
“Cuando la esperanza es todo lo que tienes”
Atom Egoyan, un nombre fundamental del cine de autor a mediados de los 90 y que en los últimos años parecía algo perdido, vuelve a las pantallas con «Cautivos», un thriller que relata la historia de un padre que busca a su hija Cassandra, desaparecida ocho años atrás, cuando empiezan a aparecer pruebas de que podría seguir viva. Egoyan vuelve a tratar algunos de los temas habituales en su filmografía, adaptándolos un marco de thriller más accesible al espectador medio que la mayoría de sus películas anteriores.
Egoyan recupera en «Cautivos» la fragmentación temporal, un recurso narrativo que era su marca personal y al que había renunciado en sus últimas películas, «Chloe» y «Condenados». Esta fragmentación se traduce en el uso de distintas líneas temporales, eludiendo la narración cronológica de los hechos y formando un rompecabezas que el espectador debe reconstruir en su cabeza. Como en sus mejores películas, Egoyan parece llevar a la práctica la frase de Godard que decía que las películas deben tener un principio, un medio y un final, pero no necesariamente en ese orden.
Este peculiar método de estructurar sus historias no es en absoluto caprichoso: es una herramienta fundamental en la creación de significado, que sirve tanto para destacar las relaciones entre las distintas tramas como para subrayar el peso del pasado en la vida de los personajes. El trauma de la desaparición de Cassandra es tal que sus padres no lo viven como parte del pasado, sino del presente. Al experimentar a la vez la desaparición de Cassandra y su búsqueda ocho años después, el pasado de los personajes se vuelve vívido. El pasado es, a todos los efectos, presente. La descomposición de la unidad familiar, aspecto clave en el cine de Egoyan, se muestra así más clara y dolorosa.
El interés del director por la imagen de vídeo ha evolucionado con el tiempo: si en sus primeras películas se usaban videocámaras, ahora sus personajes utilizan webcams, transmisión de video en streaming o videochats.
Egoyan se desenvuelve mejor en los conflictos internos que en el puro desarrollo de thriller, cayendo en alguna situación poco creíble, pero manteniendo siempre el interés. La película no define del todo el funcionamiento de la oscura trama detrás de la desaparición de Cassandra, pero aporta detalles de suficiente turbiedad para resultar inquietante.
Tras una primera etapa de su carrera un tanto críptica, en la que crecía como cineasta película a película, Egoyan alcanzó su punto álgido a mediados de los 90, con las magistrales «Exótica» y «El dulce porvenir». Desde entonces, ha firmado algunas películas de cierto interés como «Where the Truth Lies» o «Adoration», en las que mantenía muchas de sus constantes temáticas y narrativas. En su etapa más reciente parecía haber perdido el pulso narrativo con «Chloe» y «Condenados», algo que quizá podría explicarse porque en ellas no intervenía como productor y guionista, sino sólo como director. En «Cautivos», Egoyan vuelve a asumir los tres papeles, y se nota para bien. Aunque la película quede lejos de sus mejores obras, tiene bastantes elementos de interés y supone un paso en la buena dirección dentro de la carrera del cineasta.
“When hope is all you have”
Atom Egoyan, a prominent filmmaker in the 90s who seemed a bit lost in recent years, comes back with “The Captive”, a thriller about a father who searches his daughter Cassandra, who disappeared eight years earlier. In “The Captive”, Egoyan deals with some of his usual themes adapting them into a thriller, more accessible to the audience than most of his previous films.
Egoyan gets back in “The Captive” to the fragmentation of time, a narrative device that was almost his personal trademark until he abandoned it in his most recent and less interesting films Chloe and Devil’s Knot. As he did in his best works, Egoyan seem to put in practice the famous sentence from Godard that said that movies should have a beginning, a middle and an end, but not necessarily in that order.
That particular way of structuring the movie is not trivial: it is an important narrative tool which helps Egoyan to create meaning, outlining the links between different plots and emphasizing the weight of the past in the lives of the characters. The trauma created by Cassandra’s disappearance is so heavy that her parents don’t live it like something from the past, but from the present. We as an audience experience both the disappearance and its consequences at the same time. The past is, in every way, present. The breakdown of the family, a key aspect in Egoyan’s films, is shown in a powerful, painful way.
The director’s fascination for the video image has evolved with time. In his first films, the characters used videocameras, but now they use webcams, streaming and videochats.
Egoyan is more comfortable working with internal conflicts than he is with the pure dynamics of a thriller, falling into some credibility gaps, but always mantainig the interest on the plot. Although the dark organizations behind Cassandra’s vanishing are not completely defined, enough disturbing details are provided for it to be unsettling.
After the quite criptic films of his early years, Egoyan reached his highest point in the 90s, with his masterpieces “Exotica” and “The Sweet Hereafter”. From then on, he filmed some interesting movies, like “Where the Truth Lies” or “Adoration”, where he kept some of his usual themes and narrative devices. Recently he lost his touch with “Chloe” and “Devil’s Knot”, but that can be explained because he was working only as a director and not a screenwriter and producer. In “The Captive”, Egoyan does the three jobs, and the results are much better. Even if “The Captive” is not as good as his best movies, it has some interesting elements and is a step in the good direction in Egoyan’s career.
Traducido por: Jaime Alonso De Linaje.