EL 47 (2024) de Marcel Barrena
“Voy a reventarlo todo. La voy a liar”
Esta película nos transporta de una manera muy realista, gran trabajo de la dirección artística y vestuario, a la Barcelona de los años 70, un momento crucial en la historia de la ciudad y de sus barrios periféricos, como el olvidado (y repudiado) Torre Baró. Dirigida con gran acierto por Marcel Barrena, nos cuenta la inspiradora historia de Manolo Vital, un conductor de autobús que, en un acto de desobediencia civil, desafió al Ayuntamiento de Barcelona para cambiar la vida de los habitantes de su barrio. Con una narrativa llena de realismo y sensibilidad, «El 47» se convierte en un poderoso retrato de resistencia y orgullo comunitario, y también una crítica social que resuena incluso en la actualidad.
Eduard Fernández brilla en el papel de Manolo Vital, interpretando a un hombre de origen extremeño con acento marcado, que lucha por integrarse en la Cataluña de la época, aprendiendo catalán y defendiendo los derechos de su vecindario. Fernández nos entrega una actuación emocionalmente rica y matizada, capaz de transmitir la tenacidad y el coraje de un hombre común que se convierte en héroe local. Su Manolo es un personaje complejo, alguien que, a pesar de las barreras lingüísticas y culturales, se enfrenta a la injusticia con dignidad y determinación. A su lado, Clara Segura, en un papel secundario excepcional, da vida a un personaje que, aunque menos visible, es vital para el tono emocional de la película. Segura, una de las actrices más talentosas del cine español, aporta fuerza y calidez a cada escena en la que aparece.
La película captura perfectamente el espíritu del movimiento vecinal que, en 1978, cambió la fisonomía de Barcelona. Manolo Vital decide tomar las riendas, literalmente, robando el autobús de la línea 47 para demostrar que los vehículos sí podían subir las empinadas cuestas de Torre Baró, contradiciendo la justificación del Ayuntamiento para su abandono. Este acto de rebeldía se convierte en un catalizador para la transformación del barrio, convirtiendo a Manolo en un símbolo de la lucha de la clase trabajadora.
Marcel Barrena dirige con maestría, retratando la dureza y la belleza de los suburbios de Barcelona, mientras muestra la solidaridad y el sentido de pertenencia que existían en esos barrios marginados. La película, además de ser una crónica de una lucha vecinal, es un homenaje a las personas que se niegan a aceptar la opresión y luchan por un futuro mejor. Nos encontramos ante un filme poderoso, emotivo y visualmente impactante que refleja el poder de la comunidad y el orgullo de las raíces.
Otra muestra más del gran momento que está viviendo el cine español, esta gran película es una buena muestra de ello.
Nuestra calificación: (4/5)