GOODBYE BERLÍN (2016) de Fatih Akin
“Dos amigos, un viejo coche robado y un verano que cambiará sus vidas para siempre”
Esta es la típica película de adolescentes ignorados por sus compañeros que realizan un viaje iniciático lleno de nuevas experiencias. Es decir, que estamos ante una propuesta que aporta pocas cosas que no hayamos podido ver en otras ocasiones, aunque se agradece su ligereza y el tono de comedia que recorre el relato.
El film adapta a la gran pantalla la exitosa novela “Tschick” (2010), del autor bávaro Wolfgang Herrndorf y nos presenta a un chico de Berlín que se siente incomprendido por los demás. Su suerte comienza a cambiar cuando se presenta en su clase un inmigrante ruso, con un aspecto extravagante, a quien nadie hace caso. Entre ambos surgirá una amistad que les llevará a emprender una aventura hacia un lejano destino.
En la historia subyacen aspectos dramáticos, como el hecho de que la madre del protagonista sea alcohólica o que el padre, un ejecutivo bien posicionado, viva más pendiente del affaire con su secretaria que de su hijo. Sin embargo, el guion se vale de estas circunstancias para, desde el principio, imbuirlas hábilmente de un toque irónico que invita a la sonrisa, lo que casa perfectamente con su talante narrativo. Muestra de su sentido del humor es, por ejemplo, la manera en que introduce una conocida balada de Richard Clayderman como inesperado acompañamiento musical.
Por otra parte, es fácil acercarse a los sueños e inquietudes de los dos personajes centrales, aun cuando su forma de ser resulte complementaria: uno es reservado, modesto y tiene buen corazón, mientras que su colega resulta ser un tipo atrevido y con recursos. La química entre ambos se ve reforzada con la incorporación de una inesperada pasajera que se suma en mitad del camino y enriquece esa relación desenfadada.
La ternura y comicidad que recorren esta “road movie” de principio a fin son suficientes para compensar su visionado, más aún por el público juvenil. No obstante, al final deja la sensación de haber asistido a un correcto entretenimiento, agradable de ver, pero sin más enjundia.
Pese a su juventud, Tristan Göbel lleva a sus espaldas varios trabajos delante de las cámaras y eso se nota a la hora de compenetrarse con el debutante Anand Batbileg, quien sorprende por su despajo. Ambos se muestran espontáneos y son decisivos para dotar de frescura esta producción alemana que dirige el reconocido realizador de origen turco Faith Akin (“Contra la pared”, “Soul Kitchen”, “El padre”).
Nuestra calificación: (3/5)
«Two friends, an old car stolen and a summer that will change their lives forever»