LA PELÍCULA COMERCIAL DE LA SEMANA
LA MOMIA (2017) de Alex Kurtzman
“El mal en sí mismo”
No nos hagamos ilusiones. En el cine “mainstream” de hoy en día no hay sitio para el romanticismo. Todas las generaciones que se criaron con los carismáticos monstruos de la Universal se engañarían si pensaran que la compañía ha decidido resucitarlos (no se me ocurre un término más adecuado) para complacer la morriña nostálgica de tantos y tantos espectadores. Nada más lejos de la realidad. La creación del “Dark Universe” es un movimiento perfectamente medido y calculado con un único objetivo que, asumámoslo, no es otro que el rédito económico. En unos tiempos en los que la creatividad y el riesgo son valores en peligro de extinción, si no copias lo que otros hacen para triunfar te quedas atrás. Por eso, ¿por qué no introducir una tercera fuerza que ponga en peligro el equilibrio de poder entre el “Marvel Cinematic Universe” y el “Universo DC”?
Por esta razón no puede considerarse a “La momia” como otra cosa que no sea la primera entrega de una franquicia de películas que estarán protagonizadas por los monstruos clásicos de Universal, desde Drácula a Frankenstein pasando por el Hombre Lobo, destinados (horror) a juntarse en un último y apoteósico “installment”. Y por esta razón no es extraño que, para llevarla a cabo, sus creadores hayan utilizado todos los ingredientes que en principio debe tener un producto (la palabra no es involuntaria) de estas características para que acabe triunfando en taquilla. Porque de eso se trata, ¿no?
De todos estos ingredientes, por desgracia el más importante y evidente es de la estandarización. Para hacer una nueva versión de “La momia” había que enterrar (vuelve a no ocurrírseme un término más adecuado) todo lo hecho hasta ahora. Nada de esa momia de Karl Freund y Boris Karloff que en los años 30 utilizaba (como el resto del cine de monstruos de la Universal) lo mejor del “gothic horror” del siglo XIX: la noción del monstruo como “el otro”, el terror atávico que se cuela en la incipiente sociedad del capitalismo y el desarrollo. Nada, tampoco, que remita a la saga inaugurada por Stephen Sommers a finales de los años 90, y que destacaba por recuperar ese tono de cine clásico de aventuras a lo Indiana Jones que combinaba con la precisión de un reloj suizo la acción y la comedia. En lugar de eso, la película de Alex Kurtzman opta por la oscuridad y, ¡ay!, una pretendida profundidad que provoca la consabida vergüenza ajena que suscita quien se toma demasiado en serio a sí mismo.
Y es que todo en “La momia” hace un tufillo a fórmula que no se disimula ni debajo de decenas de metros de arena. Ya no es solo que cometa el error de elegir a Tom Cruise como cabeza de cartel (toda película en la que sale Tom Cruise acaba siendo una película de Tom Cruise), en detrimento de una momia absolutamente plana e innecesariamente sexualizada para solaz del “target” adolescente (y encasillamiento de Sofia Boutella). Ya no es que vuelva a repetirse el tropo de ponerle a Cruise un interés amoroso treinta años más joven que él (¿por qué a nadie le extraña si sería un bombazo de ser al contrario?), provocando con ello alguna de las situaciones más descacharrantes de toda la película. Ya no es que hayan metido a capón un personaje como el de Nick Fury, perdón, el del “Dr. Jekyll y Mr. Hyde”, interpretado con igual desgana en ambos casos por Russell Crowe. Es, en definitiva, esa sensación de sentirse estafado por una película que no tiene otra intención vital que la de recaudar dinero (como todas, vaya, pero otras veces se atisba algún otro valor) y que, si por algo se salva, es por algunas referencias que van desde lo más evidente (“Un hombre lobo americano en Londres”) a lo directamente involuntario, como los zombis subacuáticos a lo Lucio Fulci o los zombis templarios a lo Amando de Ossorio. A estas alturas de la vida, nos conformamos con poco.
Nuestra calificación: (1/5)
THE MUMMY (2017) by Alex Kurtzman
«The evil in itself»
We don’t have any illusions. In today’s mainstream cinema there is no place for romanticism. All the generations that grew up with the charismatic monsters of the Universal would be deceived if they thought that the company has decided to resuscitate them (I can not think of a more adequate term) to please the nostalgic death of so many spectators. Nothing is further from reality. The creation of the «Dark Universe» is a movement perfectly measured and calculated with a single objective that, let us assume, is none other than economic revenue. In a time when creativity and risk are values in danger of extinction, if you do not copy what others do to succeed you fall behind. So why not introduce a third force that endangers the balance of power between the «Marvel Cinematic Universe» and the «DC Universe»?
For this reason can not be considered «The mummy» as anything other than the first installment of a franchise of films that will be carried out by the classic monsters Universal, from Dracula to Frankenstein to the Wolf Man, intended (horror) to Get together in one last and apotheosis installment. And for this reason it is not strange that, to carry it out, its creators have used all the ingredients that in principle must have a product (the word is not involuntary) of these characteristics to end up triumphing at the box office. Because that’s what it’s about, right?
Of all these ingredients, unfortunately the most important and obvious is the standardization. To make a new version of «The mummy» had to bury (again not happen to me a more appropriate term) everything done so far. Nothing of the mummy of Karl Freund and Boris Karloff who in the 1930s used the best of nineteenth-century gothic horror (like the rest of the Universal Monster Cinema): the notion of the monster as «the other», the Atavistic terror that sneaks into the incipient society of capitalism and development. Nothing, either, that refers to the saga inaugurated by Stephen Sommers in the late 90’s, and who stood out for recovering that tone of classic cinema of adventures to the Indiana Jones that combined with the precision of a Swiss watch action and comedy . Instead, Alex Kurtzman’s film opts for obscurity and, alas, a pretended depth that provokes the well-known embarrassment of others who takes one who takes himself too seriously.
And is that everything in «The Mummy» makes a whiff to a formula that is not hidden or under tens of meters of sand. Not only does he make the mistake of choosing Tom Cruise as the headliner (Tom Cruise’s entire film ends up being a Tom Cruise movie), to the detriment of an absolutely flat and unnecessarily sexualized mummy for the «target» «Adolescent (and typecasting of Sofia Boutella). It is no longer that the trope repeats itself of putting to Cruise an amorous interest thirty years younger than him (why no one misses to him if it would be a bombazo of being the opposite?), Causing with this one of the most discharging situations Of the entire film. It is no longer that they have put to capon a personage like the one of Nick Fury, pardon, the one of «Dr. Jekyll and Mr. Hyde «, interpreted with equal reluctance in both cases by Russell Crowe. It is, in short, that feeling of being cheated by a film that has no other vital intention than that of raising money (like all, go, but other times you see some other value) and that, if something is saved, it is by Some references ranging from the most obvious («An American werewolf in London») to the directly involuntary, such as underwater zombies to Lucius Fulci or Templar zombies to the Loving of Ossorio. At this point in life, we settle for little.
Our rating: (1/5)