LA PELÍCULA COMERCIAL DE LA SEMANA
IT (2017) de Andrés Muschietti
“Tú también flotarás”
Valorar «It» (Andy Muschietti, 2017) es muy complicado, debido a que la sensación final al salir de la sala de cine, es que estamos ante una película de aventuras con un payaso terrorífico que nos da sustos estridentes cada pocos minutos, pero que carece de la profundidad necesaria para penetrar en nuestro inconsciente. Con esta frase no le quiero restar ningún mérito al excepcional trabajo de Bill Skarsgård, quien seduce desde el primer momento a la cámara con sus gestos, y que desarrolla lo mejor que puede un personaje icónico del género. Para parte del público el gran reto era superar a Tim Curry, y personalmente creo que lo consigue con creces.
El terror del filme no reside en el maquillado ser, sino en la vida de los chicos que componen «El club de los perdedores»; niños que viven a expensas de los matones del pueblo, un lugar tranquilo pero marcado por el silencio y la maldición, o por problemas familiares. Jóvenes que forjan su amistad en la adversidad y, que se unen para terminar con sus miedos transmutados en un payaso asesino. La desaparición de un hermano, el pánico a las enfermedades contagiosas, ser el nuevo (con algunos kilos de más) o estar en la boca de todos por rumores sexuales, esos son algunos de los problemas que pesan sobre las espaldas de los miembros de ese club, que son fusilados por el miedo, por las miradas, por el qué dirán y finalmente por el terror en forma humanoide de payaso.
Decía que la catalogación de éste filme era compleja, es evidente que es una película de terror, nadie puede discutir eso, y que procura jugar con el subconsciente y con el miedo del paso de la juventud a la madurez. Es terror, pero también es aventura, y en ese terreno es donde se hace grande, donde Muschietti, saca sus mejores cartas: mezcla con entereza y convicción la épica de los “Goonies” y la chispa de “Stranger Things”, dirige a los niños magistralmente, sin que caigan en la infantilidad o en demasiados clichés. Finn Wolfhard, Sophia Lillis, Jaeden Lieberher o Jack Dylan Grazer rozan la perfección en sus interpretaciones, te meten en la historia, te atrapan, te dejan con ganas de más, de conocer sus vidas, de profundizar en sus aventuras, en saber cómo han llegado a donde han llegado.
Pennywise está en la película, es un elemento importante, pero, ¿qué importa quién es?, lo que nos interesa son esos niños, su unión, su aventura, sus miedos y la soledad de los que conocen la verdad, pero no pueden revelarla. El payaso es parte de la escena, de esa escena de miedo y soledad, de marginalidad y amistad que se muestra en la pantalla. Pennywise escenifica como pocos los terrores nocturnos de los niños, es cruel y despiadado, como la vida adulta, y son ello, los autoproclamados «perdedores», los que le van a hacer frente, los que temen la oscuridad pero avanzan.
A estas alturas de la crítica quizás ya debería haber hablado de la original, o incluso del libro, pero nada de eso me interesa, decir que supera a la de Tim Curry sería una obviedad, mencionar que a King le ha gustado la adaptación es otra, así que para qué. Dejémonos llevar por ese aroma a los ochenta, pero de un modo superficial, sin ser tan pesados como en las producciones actuales, donde hay que remarcar la época con todo tipo de detalles, aquí también aparecen, pero de forma integrada. Todos sonreímos con el cartel de «Gremlins», pero los elementos de los ochenta están ahí, son parte de la historia, están perfectamente ilustrados y son necesarios para comprender parte de la inocencia de los chicos, parte del miedo y de la desconexión en la que viven. Nada sobra y nada nos saca de la narración. «It» ha superado todos los registros en taquilla, ha sido la valedora del cine de terror para seguir demostrando que el género está muy vivo; y que es capaz de llenar salas. Tiene por delante un reto enorme, y es lograr que la secuela, ya sin los niños, aunque aparezcan en flashbacks, sea capaz de seducirnos del mismo modo, que contenga ese halo de realidad y terror que se deja ver en las costuras del filme. La aventura crece por momentos en la película, olvidando por el camino que hay un ser extraño y sanguinario que desea matarlos, que los persiguen en sus más profundos miedos, que es parte de la historia negra de Derry, que es como una maldición que seguirá siendo su sombra de por vida cada veintisiete años.
Pese a Pennywise y al miedo que les produce, la aventura sigue muy presente a lo largo del filme, como si de un juego se tratara. Un juego en el que ellos, «los perdedores», son los héroes. El terror está ahí, pero también el amor y la camaradería, esos niños que parecer distantes al resto del pueblo, que caminan solos, que no son populares, pero que son capaces de plantar cara, lanzando piedras o con palos, al mal, a un mal sepultado por el silencio más atroz y cómplice. La historia habla del miedo, pero también de la permisividad de un pueblo al terror, como si supiera que algo maligno les acecha y viene a buscar sus presas cada cierto tiempo, el pueblo calla, patalea un poco con carteles de «se busca», pero la ofrenda se presta y se ignora.
Los «perdedores» tienen muy pocas cosas que perder, más allá de sus propias vidas, y huyen de la connivencia de los lugareños para con la bestia, que por muy enfundada que esté en el traje de un payaso, viene a por su tributo para alimentarse de él y nadie dice o hace nada, como cuando los quinquis del pueblo quieres abusar de Beverly Marsh y las miradas de ayuda se pierden, como si el valor se hubiera perdido por el sumidero. Los incomprendidos, unidos por una causa que les hace más fuerte, pelean contra los matones, la ignorancia, el miedo (representado por la madre de Eddie y sus placebos) y ahora al ser que aniquila a los jóvenes ante el silencio. Quizás tantos “jumpscare” al final aburren, y pierden la efectividad para la que se crean, pero es algo marca de la casa, ya que el argentino ya recurría a ese efecto en su primer largo, algo que tal vez lastraba la verosimilitud de la película.
Pennywise promete volver, promete colarse por la ventana de nuestros sueños y transformarlos en pesadillas, el corazón de los «perdedores» seguirá latiendo hasta que se lo vuelvan a encontrar…
Nuestra calificación: (4/5)
IT (2017) by Andrés Muschietti
“You’ll float too”
Rating «It» (Andy Muschietti, 2017) is very complicated, because the final sensation when leaving the cinema room, is that we are facing an adventures movie with a terrifying clown that gives us frights every few minutes, but which lacks the depth necessary to penetrate in our unconscious. With this words I don’t want to detract from the exceptional work of Bill Skarsgård, who seduces the camera from the beginning with his performance, and develops the best that he can an iconic character of the genre. For part of the audience the great challenge was to surpass to Tim Curry, and personally I think that he obtains.
The horror of the film doesn’t lie in the makeup, but in the lives of the guys who are part of «The Losers Club»; children living at the expense of the village thugs, a quiet place but marked by silence and curse, or family problems. Young people who forge their friendship in adversity, and who unite to end their fears transmuted into a murderous clown. The disappearance of a brother, the panic to contagious diseases, being the new one (with extra kilos) or being in the mouths of all by sexual rumors, these are some of the problems that weigh on the backs of the members of that club, that are attack by fear, by the looks, by what they will say and finally by the horror in humanoid form of a evil clown.
He said that the cataloging of this film was complex, it is clearly a horror film, no one can argue that, and that tries to play with the subconscious and with the fear of the passage of youth to maturity. It is terror, but it is also adventure, and in that area is where it becomes great, where Muschietti, draws his best letters: mixed with integrity and conviction the epic Goonies and the spark of «Stranger Things», directs the children masterfully, without falling into childishness or in too many clichés. Finn Wolfhard, Sophia Lillis, Jaeden Lieberher or Jack Dylan Grazer rub the perfection in their interpretations, they get you in the story, they catch you, they leave you wanting more, to know their lives, to deepen their adventures, to know how they have arrived where they have arrived.
Pennywise is in the film, it’s an important element, but what does it matter who it is? What interests us are those children, their union, their adventure, their fears and the solitude of those who know the truth, but they can not reveal it . The clown is part of the scene, that scene of fear and loneliness, marginality and friendship shown on the screen. Pennywise portrays as few of the children’s night terrors, it is cruel and ruthless, like adult life, and they are the self-proclaimed «losers», those who will face it, those who fear the dark but advance.
At this point in the critique I might have already talked about the original, or even the book, but none of that interests me, saying that it surpasses that of Curry would be a no-brainer, mentioning that King liked the adaptation is another , so for what. Let us let ourselves be carried away by that fragrance in the eighties, but in a superficial way, without being as heavy as in current productions, where we must emphasize the period with all kinds of details, here also appear, but in an integrated way. We all smile with the «Gremlins» sign, but the elements of the eighties are there, they are part of the story, they are perfectly illustrated and they are necessary to understand part of the innocence of the boys, part of the fear and the disconnection in the who live. Nothing is left over and nothing gets out of the story. «It» has surpassed all the records in box office, has been the valedora of the cinema of terror to continue demonstrating that the genre is very alive; and that is able to fill rooms. It has a huge challenge ahead, and is to make the sequel, without the children, even if they appear in flashbacks, be able to seduce us in the same way, containing that halo of reality and terror that is seen in the seams of the film. The adventure grows at times in the film, forgetting along the way that there is a strange and bloodthirsty being who wants to kill them, who pursue them in their deepest fears, which is part of the black history of Derry, which is like a curse that will follow being his shadow of life for twenty-seven years.
Despite Pennywise and the fear that produces them, the adventure continues very present throughout the film, as if it were a game. A game in which they, «the losers», are the heroes. Terror is there, but also love and camaraderie, those children who seem distant to the rest of the people, who walk alone, who are not popular, but who are able to stand up, throw stones or with sticks, to evil, to a badly buried by the most atrocious silence and accomplice. The story speaks of fear, but also of the permissiveness of a people to terror, as if it knew that something evil stalks them and comes to seek their prey from time to time, the people silent, kicks a little with signs of «is sought, but the offering is lent and ignored.
The «losers» have very few things to lose, beyond their own lives, and flee from the connivance of the locals to the beast, who, though very cloaked in a clown’s costume, comes for his tribute to feed on him and no one says or does anything, as when the people of the village want to abuse Beverly Marsh and the looks of help are lost, as if the value had been lost by the summit. The misunderstood, united by a cause that makes them stronger, fight against the bullies, ignorance, fear (represented by Eddie’s mother and their placebos) and now the being that annihilates the young people in the silence. Maybe so many «jumpscare» at the end bored, and lose the effectiveness for which they are created, but it is something of the house, since the Argentine already used that effect in its first length, something that might have hurt the credibility of the movie.
Pennywise promises to return, promises to sneak through the window of our dreams and transform them into nightmares, the heart of the «losers» will continue beating until they find it again…
Traducido por: Eduardo Llorente.
Our rating: (4/5)