NINA (2024) de Andrea Jaurrieta
“La venganza se tiñe siempre de color rojo”
Este interesante thriller dirigido por Andrea Jaurieta, es una intrigante película que explora el tema de la venganza con una estética inusual y fascinante. Inspirada por el género western, el filme se tiñe de un poderoso simbolismo, con una paleta de colores dominada por el rojo y una banda sonora excepcional a cargo de Zeltia Montes que eleva cada escena con una tensión y emotividad palpable. La historia sigue a Nina, interpretada magistralmente por Patricia López Arnaiz, quien regresa al pueblo costero donde creció, cargando no solo con una escopeta en su bolso, sino también con el peso de los recuerdos y el deseo de ajustar cuentas con Pedro, un escritor famoso al que el pueblo ahora homenajea.
Patricia López Arnaiz, una actriz que me encanta, ofrece una interpretación poderosa y contenida, llenando de matices a un personaje que podría haberse quedado en el cliché de la vengadora. Su Nina es compleja, marcada por el dolor del pasado, pero también vulnerable ante la duda y la confusión que la asaltan cuando regresa a su lugar de origen. La actriz logra transmitir el conflicto interno de una mujer atrapada entre el deseo de venganza y la posibilidad de redención. Su química en pantalla con Dario Grandinetti, quien interpreta al enigmático Pedro, añade una capa de tensión y misterio a la película. Grandinetti, en un papel complicado, aborda su personaje con una sutileza inquietante, manteniendo al espectador en vilo sobre las motivaciones y secretos que Pedro esconde.
Aina Picarolo, en su debut como la joven Nina, también destaca en su interpretación, encarnando con autenticidad la inocencia perdida y el dolor latente de la adolescencia. Las escenas de flashback, que permiten vislumbrar la relación entre Nina y Pedro en el pasado, son fundamentales para comprender la profundidad de la trama y las heridas que han marcado a la protagonista.
La dirección de la realizadora navarra es atrevida y certera, construyendo un universo visual donde el color rojo domina la pantalla, simbolizando tanto la violencia como la pasión que recorre la historia. La influencia del western es clara en la narrativa y en la tensión entre los personajes, pero la película también se aleja de los convencionalismos del género, apostando por una visión más introspectiva y emocional del conflicto central.
«Nina» es, en resumen, una película valiente y original que, más allá de la trama de venganza, explora el peso del pasado, las cicatrices emocionales y la posibilidad de reconciliación. Con grandes interpretaciones y una puesta en escena impactante, Andrea Jaurieta nos ofrece una obra que desafía las expectativas y deja una impresión que consigue permanecer en la retina del espectador.
Nuestra calificación: (3/5)